Por Alberto Matos
El Albillo Criollo, el Albillo canario
Las Islas Canarias conservan un interesante patrimonio enológico, traído por los colonos que se establecieron allí a lo largo del siglo XVI y perdido casi en su totalidad en sus zonas de origen tras los estragos de la filoxera. Entre estas variedades se encuentra el Albillo Criollo que, dependiendo de su localización, suele ofrecer un color amarillo limpio y transparente, con ribetes verdosos. En nariz, domina la fruta madura, como el durazno, el albaricoque, el cactus o el melón, que se combina con notas florales de orquídeas y recuerdos herbáceos de anís e hinojo. La boca suele ser golosa y franca, intensa y persistente. De acidez delicada y largo retrogusto.
Entre todas las islas, probablemente sea en La Palma donde más profusamente se cultiva. De hecho, allí se diferencia entre el “Albillo Criollo –también conocido como Albillo Perrero o, simplemente, Albillo- y el Albillo Forastero”, llamado así por “su parecido con la variedad Forastera”. El primero es “más aromático y tiene mayor acidez” que el segundo.
En cualquiera de los casos, las cepas más antiguas "pueden tener entre 150 y 200 años" y suelen mezclarse con otros varietales. También hay viñedos más jóvenes y, entre ellos, los que tienen menos de 30 años suelen "cultivarse en monovarietal". Tradicionalmente, sus uvas "se mezclaban con el resto" hasta que "a una bodega se le ocurrió elaborarla como monovarietal". El éxito fue tal, que "obtuvo numerosos premios regionales y nacionales". Este hecho provocó "el impulso del cultivo de este varietal en la isla de La Palma, e incluso, en otras islas del archipiélago".
La DO ampara el Albillo desde su creación provisional, en 1993 y actualmente cuenta con "40 ha inscritas, aproximadamente", que en 2020 entregaron “poco más de 80.000 kg”. Una cifra excepcionalmente baja que “puede elevarse hasta los 150.000 kg”, como sucedió “en la campaña 2015”.
El Albillo Criollo también está presente en la DO Valle de la Orotava (Tenerife) y, en los últimos años, ha experimentado "un aumento de su producción debido a la creciente demanda del consumidor". Allí, las cepas pueden encontrarse "en cordón trenzado, nuestro sistema de cultivo tradicional y único en el mundo, y en espaldera". En la zona, este varietal "proporciona sus mejores resultados a partir de los 650 m de altitud", donde es posible encontrar "parcelas enteras dedicadas a su cultivo y otras intercaladas en vidueños, es decir, compartiendo espacio con otros varietales blancos". Las cepas más antiguas pueden tener "más de 60 años" y de ellas se han extraído esquejes para "las nuevas plantaciones que, en la actualidad, siguen creciendo". Se trata así de "la segunda variedad blanca más cultivada en la DO", aunque "su superficie solo representa el 50% de las variedades blancas". Actualmente, "nueve bodegas de las 20 inscritas cultivan de manera representativa el Albillo Criollo", con "una producción media por campaña de unos 10.000 kg".
Por su parte, la DO Gran Canaria ampara el Albillo Criollo "desde sus inicios". Esta variedad "puede encontrarse mezclada en parcelas con otras o en cultivos monovarietales", especialmente a partir de "las nuevas plantaciones realizadas a partir de 2015". Hoy es cultivada por “20 viticultores” y una bodega, “Hoya Camaretas, elabora un monovarietal Blanco de Albillo Criollo”. La producción total de la DO alcanzó “los 20.223 kg en 2020”.
Su presencia es, sin embargo, "bastante minoritaria" en la DO Tacoronte-Acentejo (Tenerife) y suele localizarse "intercalada con el resto de variedades". Su viñedo tiene una edad media de "18 años" y se extiende sobre una superficie de "2,9 ha". Ninguna bodega "la cultiva de manera monovarietal" y "la producción de 2020 se situó en 5.040 kg".
Algo similar ocurre en la DO Valle de Güimar (Tenerife), donde su cultivo "era testimonial" y su antigüedad no supera "los 30 años". Las uvas de Albillo Criollo se "mezclaban con otras para la elaboración de blancos secos", pero comenzó "a cobrar importancia por sí misma a partir de 2017" y "hoy día es posible encontrarla en cultivos monovarietales". No obstante, apenas "3 ha" conforman el viñedo de Albillo Criollo en la zona, que ofrecen una producción media anual de "8.000 kg". Solo "3 bodegas la cultivan". En esa misma isla, la DO Abona autoriza su cultivo, aunque no facilitaron datos.
También es marginal su cultivo en la DO Ycoden Daute Isora (Tenerife) y era admitida por su reglamento en 2003 “por tratarse de una variedad que se cultiva en Canarias desde hace siglos”. Con una antigüedad media de “20 años”, no llega a cubrir “una hectárea de viñedo”, de donde se obtienen unos “600 kg al año”.
Por su parte, en la DO La Gomera, “tan solo un viticultor la cultiva”, después de traerla de La Palma; mientras que en la DO Lanzarote, pese a que su reglamento la recoge, “no tenemos constancia de que nadie la cultive”.
Así se veía en nuestra revista.