La bodega ha incrementado además su facturación global en un 52%
Alta Alella, bodega familiar ecológica desde su origen, continúa con su apuesta por el territorio y comunica una inversión de 2,5 millones de euros en el desarrollo de su actividad vitivinícola, destinados sobre todo a la adquisición de nuevas hectáreas de cultivo en Alella-Tiana.
Esta inversión llega tras años de crecimiento y consolidación de la marca, que ha aumentado un 52% de su facturación en tan solo 5 años. Concretamente, su facturación global ha ascendido de 3,3 millones de euros en 2018 a 5 millones el pasado año. De estos, las ventas nacionales representan un 55% y la exportación un 45%.
Alta Alella es la culminación de un proyecto familiar que nació hace más de treinta años de la mano de Josep Maria Pujol-Busquets y Cristina Guillén, cuando adquieren en 1991 la finca modernista Can Genís, a tan solo 14 km de la ciudad de Barcelona y a menos de 2 km del Mediterráneo, dentro de una zona agrícola privilegiada, el Parque Natural de la Serralada de Marina. La inversión en nuevas plantaciones de viñedos significa un impacto muy positivo para el ecosistema en la zona periurbana de Barcelona y contribuye a ordenar el territorio, aportando valor paisajístico, además de actuar como cortafuegos. La bodega trabaja con parcelas pequeñas, que respetan al máximo la orografía del territorio, manteniendo las zonas de bosque entre viñedos. Esto potencia la biodiversidad, previene la aparición de plagas y la erosión del suelo , repercutiendo positivamente en la calidad del vino.
Además, son pioneros en el enoturismo de la zona, en marcha desde 2013, recibiendo actualmente 10.000 visitantes al año, cifra que representa una subida del 30% en relación con los años pre-Covid. La bodega acaba de ser galardonada de nuevo por este motivo en los Premis Vinari de Enoturismo.