Con él Barbadillo inaugura una nueva gama de vinos centrados en el origen
Después de más de 45 años desde el lanzamiento de Castillo de San Diego, Barbadillo renueva su imagen y diseño centrándose en los conceptos de origen, suelo y uva Palomino Fina.
Con más de 200 años de historia bodeguera familiar, Barbadillo creó en 1975 su Castillo de San Diego, un vino blanco joven hecho a base de la uva que, hasta la fecha, se reservaba para los vinos fortificados de largas crianzas tan característicos del Marco de Jerez. El éxito fue tal que años más tarde dio origen a la IGP Tierra de Cádiz.
Ahora Castillo de San Diego evoluciona a Barbadillo Blanco de Albariza. A nivel de diseño su nueva imagen conecta con Sanlúcar de Barrameda en forma de grabado en la etiqueta y ha apostado por una tipografía inspirada en unos antiguos azulejos que decoran la fachada de la bodega manteniendo, eso sí, su icónica botella verde.
En cuanto al vino, se ha buscado el perfil más fresco y sabroso de la Palomino Fina, actualizando el concepto de vino blanco de Cádiz. Para ello se ha trabajado en la selección de las uvas, seleccionando a pie de viña en tierras de albariza aquellas con una vertiente más fresca y más viva. Esta tierra característica por su color blanco, su salinidad y por retener la humedad, es lo que hace que la Palomino Fina sea equilibrada en acidez, resultando fresca y con mucho sabor.
Barbadillo Blanco de Albariza Inaugura una nueva gama centrada en la marca Barbadillo a la que se irán incorporando nuevos vinos.