Esta “gran desconocida” es una de las variedades más plantadas en España, si atendemos a número de hectáreas, pero al tiempo, es muy poco conocida y aún menos reconocida. Esta uva tinta es una variedad muy resistente a las enfermedades, capaz de afrontar bien las inclemencias meteorológicas y la sequía. Perfectamente adaptada al clima mediterráneo, la encontramos sobre todo en el Levante español. Así la encontraremos en la DO Utiel-Requena ( en el interior de Valencia), donde es la estrella y su seña de identidad, suponiendo cerca del 70% de su producción. También está muy presente en Castilla-La Mancha, en la DO Manchuela y en la DO Ribera del Júcar, donde está considerada como la variedad autóctona más emblemática.
Sus bayas son de gran tamaño, de ahí el nombre de Bobal, que derivaría de “buey”, dando lugar a grandes racimos que pueden llegar a pesar varios kilos.
Tradicionalmente y debido a ese gran rendimiento, no se le ha dado gran importancia enológica, siendo calificada de rústica y austera y utilizándose, principalmente, para zumo, mosto, granel o para mejorar el color de otros vinos de variedades con mejor fama.
Sin embargo, las nuevas generaciones de enólogos han visto en ella toda la identidad y personalidad que puede desarrollar si se busca, desde la viña, la calidad y no la cantidad, lo que, sumado a esa resistencia a sequías y enfermedades, la hace perfecta para el cultivo en ecológico.
En cuanto a los vinos elaborados con Bobal, destacan los rosados, pero también encontraremos excelentes tintos, tantos jóvenes como con crianza. Son vinos con gran intensidad de color, estructurados y potentes, con intensos recuerdos a frutos rojos y que en boca se resuelven de manera fresca y equilibrada.