Por Alberto Matos
El vino es un producto que se elabora y consume desde la aparición de las primeras civilizaciones, pero lo cierto es que nunca había experimentado una revolución tan determinante para su calidad como la observada a lo largo de las dos últimas décadas. Una vez logrado el objetivo, la tendencia pasa ahora por diferenciar, dentro de una misma zona, las diferentes producciones según la tipología de viñedo de las que proceden.
En los albores del siglo XXI, esta revista comenzaba a rellenar sus páginas con palabras cargadas de ilusión y con la intención de aportar un humilde granito de arena a la incesante labor divulgativa de la cultura vitivinícola entre sus lectores. Dieciocho años más tarde y coincidiendo con el número 150, convocamos en nuestros habituales almuerzos a representantes de cinco bodegas que, a lo largo de la historia de nuestra Guía Vivir el Vino 365 Vinos al Año –el segundo de nuestros productos editoriales- han sido merecedoras de alguno de nuestros premios Magníficos en cualquiera de sus categorías.
Una mesa de debate “magnífica”
En esta ocasión, tuvimos el honor de compartir mesa en el restaurante Pale Ale (Ángel Muñoz, 17 – Madrid) con Óscar Cárdenas, de Familia Luis Cañas (Mejor Bodega del Año en 2015); José Luis Muñoz, de Bodegas Tábula (Mejor Tinto Joven/Roble en 2017 por su Damana 5 2014 – DO Ribera del Duero); José Manuel Gallego, de Bodegas Tobía (Mejor Rosado en 2006 y 2016 por su Alma Tobía Rosado Fermentado en Barrica 2004 y 2014 – DOCa Rioja); Rafa Somonte, de Grupo Dominio de Tares (Mejor Tinto con Crianza en 2019 por su Baltos 2016 – DO Bierzo); y Francisco Hurtado de Amézaga, de Herederos de Marqués de Riscal (Mejor Bodega del Año en 2011 y Mejor Rosado en 2019 por su Marqués de Riscal Viñas Viejas Rosado 2017 – VT Castilla y León).
La comida daba comienzo, como no podía ser de otra manera, con una reflexión sobre el papel que desempeñan estos y otros reconocimientos a la hora de comercializar los vinos por parte de las bodegas elaboradoras. En este sentido, algunos comensales consideraron que, en líneas generales, estos galardones apenas tienen capacidad de incidir sobre el poder de decisión del consumidor medio, si bien depende mucho del concurso que los conceda y del país donde se celebre. No sucede así entre los sumilleres, distribuidores y exportadores que, en su papel de prescriptores con mayor o menor influencia, sí atienden al palmarés de los productos que adquieren y lo toman como referencia. Otra cosa es la metodología empleada por estas competiciones a la hora de asignar sus vencedores. Todos los bodegueros asistentes estuvieron de acuerdo en que los criterios de evaluación deberían ser siempre dados a conocer. Y no solo eso, también deberían justificar sus motivaciones para la selección de los miembros de sus respectivos jurados. Sin embargo, en lo que no hubo consenso fue en cómo deberían realizarse las catas. Mientras unos apostaban por realizar catas vistas, es decir, con las botellas y sus etiquetas a cara descubierta dado que esa visión también aporta información, otros rechazaron la idea argumentando que, si bien los catadores también están condicionados por sus gustos personales, el conocimiento previo de las marcas que están poniendo a prueba puede llegar a sugestionarles en su votación. En este sentido, todos ellos admitieron que las modas y tendencias de cada momento indudablemente condicionan los resultados. Hasta el punto de que actualmente podemos encontrarnos con determinados vinos con defecto que, paradójicamente, están muy bien considerados.
En cualquier caso, los bodegueros entienden que es interesante que sea el público no profesional quien valore sus vinos, pues al fin y al cabo, son quienes finalmente los consumen. 18 años de evolución del sector del vino Como es costumbre en nuestros almuerzos, la conversación fue tomando poco a poco otros derroteros y rápidamente se centró en diferentes aspectos como la evolución experimentada por el sector vitivinícola español, tomando como periodo de referencia los 18 años de existencia de nuestra revista. De manera prácticamente unánime, los presentes reconocieron la indudable trayectoria ascendente de nuestros vinos a lo largo de todo este tiempo. Gracias, especialmente, tanto a la mejora de las técnicas empleadas en bodega como al óptimo manejo de los viñedos. Unas variables estas que han permitido incrementar la calidad atendiendo específicamente a factores como la diferenciación de las peculiaridades de cada una de las variedades, la profusión de denominaciones de origen, el incremento de vino embotellado frente al granel, la aparición de otro tipo de vinos o los primeros pasos hacia una mayor diferenciación de los vinos producidos en las denominaciones de origen, como ocurre actualmente en Rioja. Este último punto fue quizás el que más discrepancias suscitó. Para algunos, figuras como las de “viñedos singulares”, “vinos de pueblo” o “vinos de zona” son absolutamente necesarias a la hora de ayudar a diferenciar los vinos dentro de una misma región productora. Para otros, estas distinciones no son –ni mucho menos- sinónimos de calidad, pese a que el matiz que determinados productores le quieren dar en sus etiquetas sea precisamente ese. En cualquier caso, no siempre resulta sencillo conseguir tales certificaciones por parte de las autoridades competentes. Por el contrario, los requisitos exigidos y los trámites burocráticos necesarios han provocado que, en el caso de Rioja, el número de concesiones haya resultado considerablemente inferior al estimado en un principio.
Más calidad, menos consumo
Determinar la calidad de un vino no es tarea fácil, pues en la obtención de este parámetro intervienen desde los métodos de elaboración hasta los paladares que lo degustan. Pese a todo, la realidad evidencia que ahora tenemos mejores vinos que hace dos décadas. Una realidad que no se deja acompañar por el consumo que, pese haberse incrementado tímidamente durante los dos últimos años, aún no acaba de despegar.
Francisco Hurtado de AmézagaFrancisco Hurtado de Amézaga |
Rafael Somonte |
Óscar Cárdenas Director Técnico de Familia Luis Cañas En las dos últimas décadas, creo que la principal evolución experimentada por el sector vitivnícola español tiene mucho que ver con la gestión que se hace en viñedo actualmente. y no solo eso, creo también que es muy importante catalogar los tipos de viñedo que podemos encontrar en cada zona. La nueva normativa de Rioja ha generado un debate muy bonito entre productores de distintas zonas. |
José Luis Muñoz |
José Manuel Gallego |
Rosa San Román |