Can Matons no es solo un proyecto singular, sino que es la máxima expresión de la obsesión de una nueva generación de vitivinicultores que quiere mostrar al mundo la importancia real de una región y una variedad.
Alella y la Pansa Blanca son para este proyecto la misma cosa. La bodega está localizada entre viñedos viejos y bosques del interior de la cordillera litoral que divide la DO Alella.