Una edición limitada de 1.350 botellas
Ponte da Boga lanzaba recientemente Capricho de Godello, un blanco con el que completa su trilogía Capricho, representada también por Capricho Merenzao y Capricho Sousón.
Se trata de un monovarietal que alcanza la máxima expresión de la Ribeira Sacra tras una maceración de 6 horas y una fase de fermentación y crianza en barricas de roble francés de 500 litros, donde se conserva sobre sus lías durante 5 meses. Un proceso que termina por redondearse en botella, donde permanece a lo largo de todo un año antes de su venta.
En su primera añada, la de 2019, la bodega ourensana ha elaborado una producción limitada de 1.350 botellas de un vino serio, con una estructura potente y una buena acidez que lo dotan de un gran equilibrio y un perfil aromático complejo, donde la madera aporta notas tostadas que complementan las notas a fruta de hueso y cítricas.