Conocido como “el château de la Ribera”, sus primeros viñedos fueron plantados por los Fernández Rivera en 1987, sumando en la actualidad 200 las hectáreas de viñedo del clon especial de Tempranillo que comparten todas las bodegas del grupo. La estructura de esta bodega se diseñó excavando un cerro y el botellero se encuentra en un túnel a casi 30 metros de profundidad. En 2008, la prestigiosa publicación Wine Spectator incluyó unos de sus vinos entre los 100 mejores vinos del mundo.