
Por Alberto Saldón, director de Marketing en Bodegas LAN, grupo SOGRAPE España
En este mundo loco del vino que vivimos, repleto de sobresaltos, intensidad e inestabilidad, existe algo que lo hace diferente y que incluso le da algo de estabilidad y continuidad: el ‘factor humano’.
Utilizando palabras más llanas, me refiero a las personas del vino. Más allá de la calidad de las uvas, las técnicas de vinificación o los devenires del sector, están, y quedan, sus personas. El verdadero coupage que da sentido y sabor a este maravilloso sector en el que trabajamos.
Compañeros, competidores que son amigos, enólogos, viticultores, jefes, periodistas, sommeliers, una fauna desigual que comparten con diferentes ojos, pero un corazón similar, una (casi) enfermiza pasión por el vino. Digo casi enfermiza porque el veneno vitivinícola no está en el alcohol, está en las personas que te rodean, aquellas que te ayudan, impulsan, enseñan y comparten desde su conocimiento a sus vinos.
Y esas relaciones, las humanas, las de verdad, son las que nos vamos a llevar. Así que hay que agradecerlas y disfrutarlas.
Porque, más allá de colaborar y dar proyección y futuro juntos al mundo del vino, las relaciones humanas crean lazos de amistad que hacen que nuestro sector sea más fuerte y humano. Y sinceramente, en este contexto mundial que vivimos, esta amistad puede ser un valor fundamental para la resiliencia y avance del vino en la sociedad.
Así que, no lo duden, alcen sus copas y decidan con quien brindar por la amistad del vino. Yo hoy lo hago con todos aquellos que se quieran acercar a mi propuesta y, en especial, con los compañeros de Ediciones Vivir el Vino, que, con su diversidad de propuestas vitivinícolas, nos ayudan a impulsar la cultura del vino. El equipo de Vivir el Vino, desde el primero hasta el último, los que están y son y los que han pasado y siguen siendo, para no olvidar a nadie, mantienen con coraje su propósito de compartir la actualidad, las historias del vino, y lo más relevante de las personas que formamos este sector.
Y lo hacen desde hace 25 años, un cuarto de siglo de actualizada vitivinícola y grandes descorches, un hito en la comunicación de un sector que cada vez tiene menos apoyos, y más trabas, lo que hace aún más admirable y estoico el mantener una publicación y su propósito de comunicar el vino como parte de nuestra cultura.
Larga vida a Vivir el Vino. Gracias por el esfuerzo diario y por la firme voluntad en seguir haciendo grande y humano nuestro querido sector.
Salud compañeros. Viva Vivir el Vino y vivan las personas del vino.