Por Jorge Díez
En esta ocasión nos desplazamos hasta Quintanilla de Onésimo, en pleno corazón de la DO Ribera del Duero, para visitar Finca Rodma, una bodega boutique que tiene la capacidad de elaborar 100.000 kg de uva. Somos afortunados porque vamos a catar las primeras añadas, algunas recién lanzadas, de sus tres vinos de Tinta Fina, procedentes de las 14 ha de viñedo propio aledaño a la bodega.
Antonio Nieto, enólogo de Finca Rodma, nos recibió y explicó el proceso de elaboración de cada uno de sus vinos, con varios aspectos comunes. Todas las uvas pasan por una mesa de selección. La elaboración se realiza por gravedad para que las uvas no sufran ningún daño. Las maceraciones son largas, de hasta 30 días, de los que los diez primeros se dedican a enfriar las uvas con hielo sólido, consiguiendo una prefermentación sin alcohol para extraer color sin taninos.
Finca Rodma Selección 2019 procede de sus viñedos de menos de 30 años. Antes de salir pasa 12 meses en barrica de roble francés y americano y más de 10 meses en botella. Nos encontramos ante un vino redondo. Fusiona especiados punzantes con tostados. La boca es carnosa, aparece fruta madura, con un final goloso. De este vino se elaboran 30.000 botellas.
Finca Rodma Avizor 2019 procede de viñedos con 40 años de antigüedad. Esta elaboración pasa 15 meses en barrica de roble francés y 12 meses en botella. En esta ocasión, nos encontramos ante un vino más cálido porque, en su origen, el terreno es más arcilloso y con más estructura, aunque ágil y ancho. Encontramos mucha fruta roja y eucaliptos, un tanino domado con un postgusto persistente. 18.000 botellas son las que se han elaborado.
Gran Rodma 2019 procede de sus viñedos más viejos, de más de 60 años, que se encuentran en los páramos, en altura y con rendimientos inferiores a 2.000 kg/ha y una producción de tan solo 3.000 botellas. La elaboración de este vino es especial, ya que se introducen las uvas directamente en las barricas de 500 litros y ahí hacen la fermentación alcohólica y maloláctica, para pasar después a barricas de roble francés de primer uso de 225 litros. Nos encontramos ante un vino concentrado, que necesita decantarse. Es un gran vino con presencia de fruta negra licorosa, un tanino potente y un final muy largo.
La bodega cuenta con un agradable espacio en su parte más alta, que también incluye una terraza, desde donde pudimos disfrutar de la vista del valle del Duero.