Por Jorge Díez
Llegar a Pago Guijoso es adentrarse en un camino bordeado por inmensidad de almendros que, en mi caso estaban en flor, y te reciben como un regalo para la vista y el olfato. Es una finca de 3.000 ha, que cuenta con 122 ha de viñedo, todo en producción ecológica, diseñado por Richard Smart y dividido en subparcelas que luego se vendimian y vinifican por separado.
La cercanía de la Sierra de Alcaraz, los suelos pedregosos y sus 1.100 metros de altitud confieren a este viñedo un carácter especial. Pedro Carrascosa es el líder del proyecto y nos cuenta que quieren transmitir la singularidad del terroir a cada botella. En esta ocasión fuimos testigos de la elaboración de El Beso Chardonnay 2020, que está bajo el paraguas de la DO Pago Guijoso y procede de la viña 6.
Tras el sangrado directo en el tanque de acero inoxidable, Paco Granado ha metido el mosto en diferentes tipos de crianzas: Ovöid, que aporta una alta expresividad de la variedad en nariz y cremosidad en boca; tinaja de barro de 2.600 litros, donde la frescura es la protagonista; barrica usada de 225 l, donde no aparece la madera en ningún momento, pero sí sentimos el terciopelo en nuestra boca; barrica nueva de 225 l, con mucha presencia de tostados y a nuestro cerebro nos vienen los recuerdos de la panadería, mantequilla, croissant…; barrica usada de 500 l, que nos trae a la nariz tostados ligeros y donde aparece la madera al final en boca; barrica nueva de 500 l, que aporta la fruta madura, y fuertes notas de frutos secos.
El coupage final todavía es una incógnita, pero se adivina un vino expresivo, untuoso y complejo. Plasmará el viñedo en una copa. Estamos deseando disfrutar del resultado final.