"Creo que es nuestra obligación, como personajes populares, dar voz a las gentes,
las bodegas y las zonas que a lo mejor no son tan conocidas”
Por Alberto Matos
Conocido, entre otras muchas cosas, por espacios televisivos como “Crónicas Marcianas”, “La noche con.. Fuentes y Cía”, “El Club de la Comedia”, “Tu cara me suena” y, últimamente, “Atrapa un millón, con el que arrasa en audiencias las noches de los miércoles en Antena 3, Manel Fuentes no es solo uno de los personajes más populares de la pequeña pantalla.
El periodista y humorista barcelonés también suele moverse entre los estudios de radio y pisa de vez en cuando el escenario de algún que otro teatro, donde a veces acude con su banda Manel Fuentes & The Spring’s Team, con la que rinde homenaje musical a su gran ídolo Bruce Springsteen.
Menos conocidos son sus amplios conocimientos sobre el vino, aunque él mismo se defina como un aficionado. En este ámbito, como en todos, sabe lo que quiere, lo que le gusta y lo que no. Hablamos con él sobre este y otros asuntos.
Se dice que en España, pese a ser uno de los principales productores mundiales, no hay cultura del vino… ¿Crees que es así?
Sinceramente, no lo creo. En realidad, pienso que forma parte de la idiosincrasia de nuestro país y que todos estamos asociados a ella. En mi caso, por ejemplo, el vino estaba presente en el porrón que se usaba en casa, porque mi padre era de Logroño. Luego he ido descubriendo muchos vinos en los diferentes lugares que he visitado. El problema es que la gente desconoce la nomenclatura y no sabe explicarse con las palabras adecuadas.
Me hace muy feliz salir por ahí y ver cómo muchísima gente joven se pide un vino. Eso es una muestra más de que estamos impregnados de la cultura del vino.
Las cifras de consumo no dicen lo mismo…
Es cierto, pero creo que el hecho de que hay gente joven que bebe vino es esperanzador. Lo que pasa es que, al contrario de lo que sucede con otras bebidas como la cerveza o determinados tipos de destilados, que hacen campañas promocionales muy potentes, en el caso del vino todavía no hemos llegado a ese punto. Si el sector entendiera que hay que remar juntos para beneficio de todos, podríamos dar un paso muy importante.
En países como Francia lo hacen, y eso les está dando muy buenos resultados. En mi opinión, nosotros somos más potentes que ellos, aunque pueda parecer una herejía decirlo.
Lo que ocurre es que allí, por ejemplo, en cualquier área de servicio o hipermercado, puedes encontrarte con un vino destacado acompañado de la historia que lo define, enmarcada en la de los vinos de la zona. Esa manera de venderse es lo que nos hace falta, porque calidad e historia no nos faltan en una tierra de vinos como la nuestra.
¿Cuál crees que es la imagen que el vino proyecta como producto en nuestro país?
Pienso que, a nivel de marketing, no lo hemos hecho bien, pero ya te digo que veo a mucha gente pidiendo un vino, una copita de Ribera, un blanco, un Jerez… Si eso sucede sin hacer apenas campañas, imagínate lo que pasaría si se hicieran.
Es verdad que el vino tiene una imagen viejuna, pero también lo es que tiene mucho potencial para cambiar.
Recientemente participabas en el Espacio Vino que la Interprofesional del Vino de España instalaba de manera efímera en Madrid… ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
Cuando abrimos una botella de vino, siempre están sucediendo cosas a nuestro alrededor. Además, el vino es un producto que todo el mundo comparte, a diferencia de la cerveza, que cada uno bebe de su propio botellín.
El vino tiene una historia que permite ser compartida y eso ayuda a que las conversaciones sean mucho más cómplices. Creo que ese espacio que mencionas se prestaba precisamente a eso, a hablar evidentemente de la riqueza del vino, pero también a crear un clima de confidencialidad y buen rollo. Creo que el vino hace que todo fluya mejor.
¿Con qué perfil de vino te sientes más identificado?
Me muevo un poco por modas. Por razones obvias, en mi casa se ha consumido muchísimo Rioja pero, por ejemplo, con el resurgimiento de la Ribera del Duero, he podido descubrir muchos vinazos. Mi trabajo en televisión también me ha permitido disfrutar de otras cosas menos usuales. No hace mucho probaba unos espumosos de Albariño que estaban espectaculares y que, por eso, han formado parte de mis Navidades.
Si estoy en un restaurante, siempre intento pedir vinos menos conocidos y compartirlos con mis comensales. También me dejo aconsejar por amigos, que a veces me echan un cable.
En realidad, no soy un integrista de una sola zona. En España hay muchísima diversidad y algunas zonas, contra todo pronóstico, son sorprendentes. Luego hay otras más conocidas que tienen mucha fama pero no hacen vinos tan redondos.
En mi tierra, por ejemplo, me he encontrado con vinos muy buenos del Priorat, pero también me he topado con otros que tienen una relación calidad-precio absolutamente desproporcionada. Hay cosas en el Alt Empordà que son maravillosas aunque poco conocidas. Incluso en el Montsant, donde hay vinos fantásticos con precios que ni te crees…
También me gusta descubrir otros productos de las bodegas, como un vermut de Jerez que se llama Lustau y que me parece extraordinario.
Creo que estos casos son admirables, especialmente en un país en el que el vino es un producto excedentario y que todavía no ha experimentado el boom de consumo que se merece. Así que creo que es nuestra obligación, como personajes populares, dar voz a las gentes, las bodegas y las zonas que a lo mejor no son tan conocidas. Porque si te digo que Vega Sicilia o Numanthia son uno de mis vinos favoritos -que lo son- en realidad no te estoy descubriendo nada.
¿A qué vinos te estás refiriendo entonces? ¿Qué te ha sorprendido últimamente?
Me han sorprendido gratamente muchos. Por decirte algún nombre, VivaltuS y Pinea, ambos de la Ribera del Duero, me parecen muy interesantes. También me han gustado mucho Clos Fontà, del Priorat, y la gama de Frontonio, de la VT Valdejalón.
Muchas veces, esos vinos no están al alcance de todo el mundo… ¿Cuánto estás dispuesto a gastarte en uno bueno?
Pues depende. Igual que un día tomas ostras, caviar o un plato con trufa blanca, y otro te tomas un plato de andar por casa, con el vino sucede lo mismo. A determinados platos le van determinados vinos, es un conjunto.
En restaurantes como Etxebarri, que además pone los vinos a precio de tienda, lo lógico es tomar un buen vino acorde con el nivel del local. Solo así se puede alcanzar una sensación de plenitud en la experiencia gastronómica.
Lo mismo pasa, por ejemplo, en El Celler de Can Roca, cuando Pitu Roca te ofrece unos vinos que desconoces y que son capaces de sublimar la comida.
Claro, estas son cosas que, si la economía lo permite, se pueden hacer esporádicamente.
Al margen de este tipo de establecimientos, ¿consideras que la oferta que la hostelería española tiene del vino es suficientemente variada?
No, claramente no lo es. También pienso que, muchas veces, la persona que te está sirviendo el vino es alguien que desconoce por qué ese vino está en la carta y por qué no hay otro tipo de vinos. Tampoco sabe sugerir un vino si el que buscamos no está disponible.
Creo que, si las etiquetas de los vinos llevaran un código QR enlazando con un vídeo explicativo en el que se explicara lo que estás bebiendo, la gente podría decidir con mayor criterio. Porque está claro que nos falla el discurso del intermediario.
Uno de mis placeres es acudir a una tienda de vinos y pasarme un rato hablando con los dependientes para que me informen y me den a probar. De esta manera, siempre me voy con más botellas de las que tenía pensado comprar.
Pienso que, en este caso, también hace falta una campaña de marketing efectiva por parte del sector, para que la hostelería se interese y sepa lo que ofrece. Nunca se sabe quién tiene que empezar a hacerlo, pero alguien tiene que hacerlo porque hay mucha gente interesada en el vino.
¿Qué opinas de los movimientos, algunos de ellos institucionales, que abogan por un consumo cero de alcohol?
Si somos políticamente correctos, podría darles la razón, pero el vino forma parte de nuestra cultura. Quizás un día digan que consumir queso no es bueno para la salud, cuando en Francia lo ofrecen hasta en los colegios.
¿Qué te parecen las catas y su lenguaje? ¿Conectan con el consumidor?
A mí me ponen muy nervioso porque parecen una prueba de empollones. Es como si todos tuviéramos que saber toda la terminología y, además, coincidir con la que emplea el que está catando al lado. Se dicen muchas tonterías sin parar.
Me gustaría que la gente tuviera información, pero a través de un sistema más democrático, en el que no hay respuestas correctas o incorrectas, sino el goce de entender el discurso de lo que se está catando, de cómo se ha elaborado, de porqué se ha elaborado y, a partir de ahí, lo que uno puede encontrar o no. Porque si no parece que el que está dirigiendo la cata es el que tiene el libro de las respuestas y eso creo que echa para atrás.
Cambiando de tema, ¿cómo se le presenta el año a tu banda Manel Fuentes & The Spring’s Team?
Estoy a punto de dar comienzo a una gira por pequeños teatros, mucho más íntima, recalando en lugares como Asturias y La Rioja. La idea es poder contar por qué me gusta tanto Bruce Springsteen y cómo ha influido en mi vida. Me acompañará un pianista, hablaré más con el público y contaré algunas historias. Los grandes conciertos vendrán en verano con toda la banda.
¿Cuál es tu relación con el Boss?
Personalmente, me ha salvado la vida varias veces con su música y sus letras. He tenido la oportunidad de entrevistarle en muchas ocasiones y hay una cordialidad que cada vez que viene y nos vemos, sigue estando. Él sabe que le imitamos y cuando le veo me dice “How are we? (¿Cómo estamos nosotros?)”. Y yo le digo, tú de puta madre y yo hago lo que puedo.
¿Sabes si le gusta el vino?
En el backstage de todos sus conciertos siempre hay vino y en su equipo lo beben. A él no le he visto beber nunca, pero el hecho de que haya vino es una revelación positiva.
TEST DEL VINO Un momento para tomar vino
Preparando la comida.
Una zona de viñedos para perderse
Como no diga La Rioja, mis antepasados me van a matar. Mi abuelo era del Puerto de Santa María, así que también te podría decir el Marco de Jerez.
Un restaurante para disfrutar de un vino y la gastronomía
Etxebarri, porque ponen el vino a precio de tienda y no de restaurante.
Un plato y un vino
Todo lo que es cuchara, con vino.
Un recuerdo con vino
La primera vez que probé un Vega Sicilia, que no me correspondía por edad ni por pasta. Me dio la sensación de entrar en un mundo muy exclusivo.