
Por Alberto Matos
En el corazón de la península balcánica, Eslovenia cultiva la vid y elabora vino desde mucho antes de la llegada de los Romanos. Hoy, su producción no es muy elevada, sobre todo si se compara con la de países como el nuestro, pero la afición de sus gentes por los vinos autóctonos es tan grande, que apenas les sobra para exportar.
Con una extensión de poco más de 20.000 km2 y una población de apenas dos millones de habitantes, Eslovenia presume de una larga tradición vitivinícola. Tanto es así que, a diferencia de otros países europeos, donde los romanos fueron quienes introdujeron el cultivo de la vid y la producción de vino, en aquella zona de los Balcanes esa práctica fue iniciada por los celtas y los ilirios. Aquellas tribus ancestrales sentaron las bases de la actual industria eslovena, sostenida hoy por unas 28.000 bodegas que, con una producción media anual de 85 millones de litros –en su mayoría blancos de calidad- tan solo destina a la exportación unos 6 millones, principalmente a Estados Unidos y países vecinos como Bosnia y Herzegovina, Croacia y, más recientemente, República Checa.
El viñedo de Eslovenia se extiende sobre una superficie de 22.300 hectáreas –similar a la amparada por la DO Ribera del Duero-, repartidas entre tres regiones principales: Podravje, Posavje y Primorska, a su vez subdivididas en diferentes distritos.
En Maribo, segunda ciudad más poblada del país tras la capital, Liubliana, y concretamente en su céntrico distrito de Lent, se halla la vid viva más antigua del mundo. Así lo atestigua el libro Guinness de los Records, que le reconoce al menos 400 años de antigüedad, si bien en Eslovenia datan su nacimiento hace más de 450 años. En cualquier caso, se trata de una vid plantada en la última etapa de la Edad Media, coincidiendo con el asedio de los turcos.
Anualmente, en torno a esta planta se organizan diferentes actos, como la Poda de la Vid Antigua, el Martinovanje (fiesta del vino nuevo) y el Festival de la Vid Antigua. Tanta es la simpatía que despierta que hasta cuenta con su propio himno.

Región de PosavjeRegión de Prodavje
La región de Podravje se expande a lo largo y ancho del paisaje de colinas del noreste del mapa esloveno y da cobijo al viñedo vivo más antiguo del país que, con más de 400 años, adorna las orillas del río Drava a su paso por la ciudad de Maribor.
Allí, cientos de pequeños molinos de viento, conocidos localmente como klopotci, se encargan de espantar a los pájaros mientras anuncian con su característico aullido sibilante el envero de las uvas y el arranque de la vendimia.
Era esta una región puntera, en lo que a producción de vino se refiere. Y lo era hasta hace unos 20 años, cuando acomodados en su posición dominante, los viticultores se vieron sobrepasados por sus colegas de la región de Primorska, muy atentos a lo que se hacía en la vecina Italia.
Actualmente, la situación tiende a revertirse, sobre todo después de las buenas críticas recibidas por parte de expertos internacionales, que destacan su potencial para la producción, sobre todo, de unos vinos blancos especialmente frescos y de unos tintos que, poco a poco, regresan a escena para recobrar el protagonismo perdido.
Localizada al sureste de Eslovenia, la región vitivinícola de Posavje recibe su nombre del río Sava, en cuyas márgenes se aposentan los viñedos de uvas tintas y blancas con las que se elabora su típico Cviček. Un vino único y multivarietal que presenta un intenso color rojo rubí y un bajo contenido en alcohol (entre 8,5% y 10%). Se elabora desde tiempos inmemoriales en unas curiosas bodegas conocidas en la zona como zidanice –o cabañas del vino- que también funcionan como hoteles.
Cerca de la frontera con Croacia y dominada por promontorios que se intercalan con extensas llanuras destacan, por encima de las demás, las pequeñas subregiones de Bela Krajina, conocida por sus vinos blancos Belokranjec and Metliška Črnina; y Bizeljsko, donde una cuidada combinación de uvas tintas y blancas da lugar a los vinos Bizeljcan y Sremican.
Región de Primorska
La región de Primorska, situada al oeste del país, se posiciona actualmente como la principal productora de vino en Eslovenia. Allí se elaboran unos vinos de calidad que se funden con una culinaria también excelente, fruto de la combinación de los climas mediterráneo y alpino, que aportan unas condiciones únicas para el cultivo de las vides, en su mayoría de variedades autóctonas.
Sobresalen por encima del resto, los viñedos de la zona del Carso (Karst), dominados por la uva blanca Refošk, con la que se elabora el famoso vino Teran. Sin duda el más conocido entre todos los que se producen en Eslovenia. Es este un vino de intenso color rubí, con mucho cuerpo y muy apreciado desde la antigüedad.
La Refošk es la variedad de uva más importante de la subregión del Carso y su vino Teran (no confundir con la variedad del mismo nombre) está reconocido desde 2006 con su propia denominación de origen.
Su producción probablemente comenzó al comienzo de la era cristiana. Ya en el primer siglo antes de Cristo, el historiador romano Plinio el Viejo escribía que la emperatriz Julia, esposa del emperador Augusto, achacaba su longevidad (vivió 82 años) a su afición al “pucino”.
Este vino se producía en las colinas rocosas cercanas al nacimiento del río Timav. Plinio también escribió que no había un vino más beneficioso para la salud que ese.
En la edad media, la ciudad de Udine, en la vecina región de Friuli, ofrecía Teran a los visitantes importantes cuando visitaban la ciudad y en el siglo XIX era el vino de moda en la ciudad italiana de Trieste.
Teran es hoy un vino esloveno protegido por una denominación de origen y es identificable en el mercado bajo el nombre de Teran PTP o Izbrani Teran PTP (en el caso de los vinos de muy alta calidad).
