González Byass y la feria del caballo de Jerez
Por Alberto Matos
La Feria del Caballo de Jerez y Tío Pepe, la bodega jerezana de González Byass, son un tándem indisoluble. En realidad, la primera no podría existir sin la segunda y eso se nota cuando uno pisa los suelos albarizos del Real del González Hontoria, dominado por el imponente templete desde el que la bodega preside la intersección por la que todo el mundo pasa y en la que todo acontece.
Declarada de Interés Turístico Internacional, este evento único en el mundo surgía en la Edad Media como lugar de encuentro para el comercio de caballos, y desde hace un siglo mantiene sus vínculos con sus orígenes con exhibiciones de caballistas y carruajes, a los que este año se sumaban hasta 174 casetas, abiertas al público, donde el flamenco, que este año rendía tributo a la mítica Paquera de Jerez en el 20 aniversario de su muerte, y el fino ponen la nota alegre entre los miles de autóctonos y visitantes llegados de todo el mundo.
También el Croft Twist de González Byass, un fino spritz aderezado con flor de sauco, limón y menta que, con una graduación alcohólica de apenas 5,5 y servido con hielo y hojas de hierbabuena, hace más llevadero el calor que a principios de mayo suele ya condicionar el día a día de la ciudad gaditana. Todo un descubrimiento.