Una sola idea ha movido a las cuatro generaciones que han trabajado en esta bodega desde 1916: “hacer un buen trabajo y llevar con orgullo el nombre de la marca”. En ese año, Juan Gil Jiménez construyó la primera bodega en Murcia. Hoy, la cuarta generación de esta familia recoge los frutos del trabajo de sus predecesores y va más allá: fusiona tradición con revolución técnica. El resultado es un vino con gran reconocimiento internacional. De hecho, el 80% de la producción se vende en más de 50 países.
La bodega de Juan Gil se ubica en el paraje de La Aragona, en Jumilla (Murcia). Buena parte de las 700 hectáreas de viñedos propios de secano se encuentran entre los 700 y 850 metros de altitud sobre terrenos calizos y pedregosos.
De ellos se obtiene un vino de gran estructura, sabroso, intenso en el color y en aromas. Además, tiene tanto carácter como la tierra donde crece la Monastrell. Esta es una variedad autóctona de Jumillla, que está presente de forma exclusiva o en un porcentaje muy alto en todos los vinos de la bodega
Entre los proyectos de futuro de Juan Gil se vislumbran ampliaciones de la bodega en el paraje de la Aragona, tanto para incorporar nuevas técnicas respetuosas con el medio ambiente que permitan mantener la elaboración de vinos de alta calidad, como para ampliar sus instalaciones. Y es que Juan Gil reinvierte en la bodega todos los ingresos que obtiene con el único objetivo de mantener y mejorar su posición. También ha sabido adaptarse a los diferentes escenarios diversificando el negocio para poder competir en mercados cada vez más exigentes.
El grupo está compuesto por Bodegas Juan Gil y Bodegas El Nido, en Jumilla; Bodegas Atalaya, en Almansa; Bodegas y Viñedos Shaya, en Rueda; Bodegas Tridente, en Zamora; Lagar da Condesa, en Rías Baixas; Bodegas Ateca, en Calatayud; Cellers Can Blau, en Montsant; Bodegas Morca, en Campo de Borja; Licorella Vins, en Priorat; y Rosario Vera, en Rioja. Todas ellas hacen posible que los vinos del grupo, propiedad actualmente de los hermanos Gil Vera, estén en las cartas de los mejores restaurantes y en las estanterías de las tiendas especializadas de más de cincuenta países.
“Esta es una gran familia de raíces murcianas que hace posible que en algún lugar del mundo alguien se acuerde de que en Jumilla nació uno de los proyectos vitivinícolas más interesantes del mundo”, aseguran en el grupo.