Supone un 25% de las ventas totales de la bodega
Por Vanesa Viñolo
El Coto de Rioja es una bodega que ha sabido combinar grandes volúmenes de calidad constante con ciertas inquietudes enológicas. Me gusta que siendo un “grandes ventas” no se duerma en los laureles presentes y se preocupe en encontrar nuevas vías, observe las tendencias globales y busque, desde hace años, viñas con trayectoria frente al cambio climático llamando fuerte a la puerta.
Hay que destacar de ellos su firme apuesta por el viñedo propio (son la empresa que más superficie de viñedo tiene en propiedad en La Rioja) y por los blancos riojanos, a los que ven un brillante futuro y que actualmente suponen ya un 25% de las ventas totales.
Tras la autorización del Consejo Regulador de Rioja en 2007 a la incorporación de nuevas variedades de uvas blancas, comenzaron pues con su proyecto de blancos, contando actualmente con el mayor portfolio (y el más diverso en cuanto a variedades y tipos de elaboraciones) de Rioja. El culmen fue la inauguración en 2017 de su bodega solo para blancos, Finca Carbonera que, al más puro estilo francés, está rodeada por un viñedo de algo más de 200 has de viñas blancas.
Finca Carbonera, situada en la localidad riojana de Bergasa, muy cerca de Tudelilla, es una finca de 570 hectáreas, de las cuales 240 son cultivables y es el viñedo más alto de la denominación de origen. Ello lo convierte en un lugar privilegiado para el cultivo de las variedades blancas, en una zona límite para el cultivo, lo que ha hecho que el equipo técnico haya estudiado la adaptación de cada variedad, dedicando las parcelas más altas y peor expuestas a las variedades más tempranas. Así cuentan con, en blanco, Chardonnay, Viura y Sauvignon Blanc (en tinto solo Tempranillo). Es una finca muy especial, como nos remarca su enólogo César Fernández, tanto por esas condiciones climáticas más frescas de lo habitual en Rioja (clima continental) como por las características de sus suelos (pedregosos en superficie y con un fondo arenoso) que imprimen a los vinos una buena acidez y una gran mineralidad.
Para Tascón, el denominador común de sus vinos es la búsqueda de la sutileza y elegancia, primando en ellos el paso de boca y evitando maceraciones que provoquen amargores. Durante una estupenda comida en el exclusivísimo japonés Zeitaku pudimos ir desgranando toda esa colección de blancos.
Desde sus cortes más sencillos y comerciales, como El Coto Blanco (en el lineal a unos 4 euros y con una producción de 2 millones de botellas), que se ha alzado como el vino institucional para esta campaña en la DOCa Rioja; o el Sauvignon Blanc Coto Mayor Blanco (solo para restauración), un correcto monovarietal que ganó con un rato en la copa; hasta el curioso verdejo que elaboran (El Coto Verdejo) y que no tiene nada que envidiar a los Rueda comerciales de esta variedad o ese Semidulce que, al margen de gustos personales, está muy bien elaborado y no resulta nada pesado.
Así llegamos hasta su gama más top, protagonizada por el Chardonnay 875 metros, bien equilibrado, o el Coto de Imaz Reserva Blanco, el más cualitativo y complejo de la colección.