El proyecto SECAREGVIN evalúa la viabilidad de aplicar el regadío en esta DO
Desde hace dos temporadas los viticultores del Penedès aseguran que sufren con mayor intensidad los efectos de la sequía y el aumento de las temperaturas. Con los datos en la mano, en esta temporada, por ejemplo, ha llovido un 40% menos que en la anterior y las lluvias de primavera han sido insuficientes. Esto ha conllevado que el grano de la uva fuera más pequeño, más dulce y que madurara antes de tiempo, lo que afecta a la retención de aromas y a la acidez. Ante esta falta de agua, la solución más rápida es regar (en la comarca del Alt Penedès un 1,1% de la superficie de viñedo es de regadío), pero no es una solución definitiva ni sostenible.
Para buscar alternativas, investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), expertos de la Agencia Catalana del Agua (ACA) y del Centro Tecnológico de Cataluña (EURECAT) han presentado en Vilafranca del Penedès los resultados del proyecto “SECAREGVIN: Viabilidad de la transformación de vid de secano a regadío en la DO Penedès” y en el que han señalado que es necesario saber cuánta agua disponible hay en cada territorio y diseñar y ejecutar estrategias de adaptación a escala local y regional.
“Uno de los principales problemas no es que haya menos agua, sino que cada vez se evaporará más y más rápido debido al aumento de las temperaturas”, ha advertido el investigador emérito del IRTA Robert Savé. Según las proyecciones climáticas y agronómicas del proyecto SECAREGVIN, que ha presentado la técnica del IRTA, Inmaculada Funes, en el peor escenario de cambio climático, a finales de la década actual, la viña de la DO Penedès necesitará entre una y dos veces más agua que la del período de referencia (43 mm/año de media calculado durante el período 1972-2005) y hasta cuatro veces más a finales de siglo. Unas necesidades que no se pueden cubrir en Penedès con las aguas subterráneas, que resultan insuficientes. Por ello, los esfuerzos deberán dirigirse al riego de apoyo puntual a la viña a medio y largo plazo, valorando la fuente más adecuada y las ventajas e inconvenientes de los distintos sistemas: extraer el agua de los acuíferos por subsidencia, aumentar la captación de los pozos, fuentes y minas, buscar aguas en otras zonas cercanas o aprovechar agua del embalse del Foix. Una de las alternativas más viables es aprovechar aguas regeneradas de las depuradoras cercanas para uso de riego, aunque conllevaría una gran inversión.
Los expertos han remarcado que en un futuro cercano es evidente que se va a necesitar más agua, pero “a gran escala no se puede transformar toda una región como la DO Penedés de secano a regadío porque no hay agua disponible en todas partes y no la habrá para todos”, destaca Felicidad de Herralde, investigadora del IRTA. Los cálculos de SECAREGVIN apuntan a que el impacto del cambio climático afectará menos a los viñedos que están en suelos que retienen más agua. Con este fin, el IRTA estudia cómo potenciarlo, plantando pies de cepa resistentes a la sequía o buscando variedades que tengan un ciclo más largo, por ejemplo. También se plantea plantar las cepas más separadas entre sí para que cada una tenga sus recursos y allanar el terreno para aprovechar mejor el agua de la lluvia.