Por Eugenia Rubio
Los sulfitos que se utilizan como conservantes y antioxidantes en muchos alimentos, entre ellos en el vino, plantean un problema de seguridad para quienes los consumen en grandes cantidades, según una evaluación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA). Sin embargo, dado que no se dispone de datos suficientes sobre toxicidad (proporcionados por la industria o disponibles en la literatura científica), el alcance de ciertos efectos nocivos no ha podido confirmarse y la AESA no están en condiciones de fijar una dosis diaria admisible.
Los científicos de la AESA han identificado pruebas de efectos nocivos en el sistema nervioso central, tales como una respuesta retardada de las células nerviosas a los estímulos, una señal precoz de disfunción del sistema nervioso. La Agencia reitera también su recomendación de profundizar en las investigaciones sobre la hipersensibilidad o la intolerancia en ciertos consumidores sensibles.
En 2016 la AESA ya evaluó la seguridad de los sulfitos como parte del programa de revisión de los aditivos alimentarios autorizados en la UE antes del 20 de enero de 2009. En aquel momento, la Comisión Técnica estableció una dosis diaria admisible temporal de 0,7 miligramos por kilogramo de peso corporal al día a la espera de nuevos datos necesarios para llegar a una conclusión sobre su seguridad. Aunque la Comisión Europea lanzó una convocatoria de presentación de datos para aclarar las dudas descritas en la anterior evaluación de la AESA, la información facilitada por la industria y la disponible en la bibliografía de acceso libre es insuficiente para establecer una dosis diaria admisible.