María José Plasencia y Raquel Navarro
Sumilleres del restaurante El Rincón de Juan Carlos
Contentos por la notoriedad y el buen trabajo que se está haciendo en Canarias, disfrutamos enormemente de cada botella. El problema es que no tenemos vino, es la triste realidad y muchos no lo quieren reconocer. Por ejemplo, estos días hemos tenido solo cuatro botellas de una referencia en concreto para todo un año. Y esto no es la primera vez que pasa. Mantener referencias en carta cada vez es más complicado, y es una lástima. Los clientes que nos visitan y vienen en busca de vinos canarios tienen más fácil encontrarlos fuera que en las Islas. Incluso podemos decir que hay referencias que no se han vendido nunca en Canarias. ¿Qué sucede? ¿Es justo? ¿Esto se debe realmente a la poca producción o a que se destina la mayor parte a la exportación? ¿Se produce por una mala gestión del distribuidor que quiere abarcar más restaurantes de los que puede abarcar? ¿O es que las bodegas se ven obligadas a rotar el stock con celeridad? El caso es que los restaurantes, al no tener capacidad de almacenamiento, no podemos proveernos para la temporada.
Es una lástima que las empresas que trabajamos con un turismo regular no tengamos la oportunidad de trabajar con el producto que nos identifica y que, en los últimos tiempos, tiene un reconocimiento mundial. Desconocemos si el resto de las comunidades se encuentran en esta situación, pero en Canarias estamos afectados, sobre todo, con las bodegas pequeñas. La triste realidad es la que se nos presenta día a día en el servicio.
Queremos que nuestros clientes disfruten de los vinos canarios que han tenido notoriedad. Al igual que hemos defendido en anteriores artículos el trabajo que se está haciendo, también debemos hablar de los contras. Uno de ellos es que actualmente no tenemos vinos de nuestra tierra, al menos, no todos los que quisiéramos. Sin embargo, también debemos decir que somos de las pocas afortunadas que poseemos un número limitado de botellas en nuestra bodega..., nos sentimos privilegiadas porque sabemos de buena tinta que son pocas las cartas canarias que consiguen incluir este tipo de vinos.
Diseñar un maridaje regular cada vez se nos hace más cuesta arriba; no entendemos el hincapié que se hace con los productos de kilómetro cero si realmente no tenemos cómo defenderlos. Y es cierto que no se puede generalizar pero llevamos tiempo ampliando la carta de vinos para no quedarnos sin referencias.
Aún con estas dificultades, cada vez valoramos más los vinos locales, e intentamos descubrir pequeños productores, guardando botellas para ver su evolución. Eso supone un gran esfuerzo, pero que vemos necesario para llegar a conocer y entender lo que tenemos. Por ejemplo, hemos incorporado un proyecto de la isla de Lanzarote, Puro Rofe Masdache, un vino blanco elaborado por Carmelo Peña con Denominación de Origen Lanzarote, de Listán Blanco, con un pequeño porcentaje de otras variedades, procedente de un solo paraje.
Otra de las últimas apuestas en carta es un vino de El Hierro, Orchilla, de Bodegas El Sitio, con DOP Islas Canarias, elaborado con la variedad Vijariego Blanco procedente de Guarisancho, en el municipio de Valverde. El nombre hace referencia al faro que, antes del descubrimiento de América, era el punto más occidental del mundo conocido. Y seguimos ampliando con Cambium, Latido a Latido, un vino blanco de mesa elaborado con Albillo, Vijariego y Listán Blanco procedente de Icod de Los Vinos, concretamente de la zona del Empalme, de Víctor Jesús Rolo Henríquez, enólogo de Bodegas Cambium. Un vino fresco, con aroma floral y estructura. Como conclusión, nos gustaría que, con el paso de los años, la situación nos beneficiara a todos, y que pudiéramos disfrutar de estos vinos en cualquier rincón de las Islas.