Rioja Alta es el ejemplo perfecto de cómo ha de evolucionar una bodega histórica sin perder su identidad centenaria.
Con más de 130 años a sus espaldas, no puede gozar de mejor salud y sentirse más viva, siendo una de las marcas de vino más admiradas del mundo.
Y es que ha sabido mantener esa línea de Grandes Reservas que definen Rioja, encontrando el equilibrio entre consumidor y crítica y adaptando el estilo a los nuevos tiempos , pero sin perder un ápice de personalidad.
Solo hay que probar su ya vino-mito, el Gran Reserva 890 Selección Especial, que en su añada 2005 fue considerado el cuarto mejor vino del mundo por la Wine Spectator, para darse cuenta.
Su última aventura ha sido apostar por el enoturismo de calidad en el Barrio de la Estación (Haro), con la creación de un espacio de diseño, su Garaje del Club de Cosecheros.
Además de la casa madre, cuentan con Lagar de Fornelos en Rías Baixas, Áster en Ribera del Duero y Torre de Oña en Rioja.