Sorte hace referencia a que esta pequeña parcela, como otras muchas de la zona, fue heredada por el viticultor mediante “sorteo”. Y añadiríamos que tuvo mucha suerte, porque sus frutos no pueden ser más especiales. Rafael Palacios compró la parcela a principios de los 2000 y ha creado este Godello de parcela única, uno de esos vinos que se merecen un lugar en el olimpo.

La pequeña parcela, plantada en 1978 con un clon original, está situada en un bancal de complicada orografía.

Viñas viejas de muy baja producción, cultivadas en biodinámico (a la espera de certificación) y asentadas en unos suelos arenosos poco fértiles, a los que la filoxera y la depresión de los años cuarenta habían condenado al casi total abandono. Rafael los mima, con un respeto absoluto a la viticultura tradicional y al paisaje histórico del Valle de Bibei. El resultado es un blanco de enorme complejidad, tensión y verticalidad. Un “pura sangre” que en esta añada 2020 está especialmente marcado por su suelo, que le confiere un personalísimo carácter salino y mineral y una longitud... Sobrenatural.