Esta bodega de Condado de Tea, subzona de la DO Rías Baixas, estuvo presente desde los inicios fundacionales de esta potente denominación de origen gallega, apostando por la albariño como reina de su viñedo.
Condado de Tea, segunda subzona a nivel productivo de Rías Baixas, cuenta con unas características diferenciadoras respecto a otras zonas, ya que todos los viñedos comparten el formar parte de la margen derecha del río Miño, haciendo frontera con Portugal. Suelos diferentes, con mucho canto rodado fruto de ese pasado aluvial, que se traduce en unos blancos muy especiales, minerales y aromáticos. En esta edición hemos escogido su blanco joven La Val, un albariño que recoge la esencia de una bodega para la que, como comenta Fernando Bandeira, socio y gerente de La Val, “el vino se hace en la viña” y que en esta añada nos gustó especialmente gracias a su frescura y profundidad.
Su apuesta por la albariño
Defensores del potencial de la albariño, Ana Bandeira (responsable de comunicación) nos comenta que su principal cultivo “crece en la ribera del río Miño, en el Condado de Tea, y son precisamente su localización y su suelo los que aportan a nuestros vinos unas características únicas. Nuestro lema es “El vino se hace en la viña” y esto se refleja en nuestro buque insignia: uva propia, trabajo manual, prácticas sostenibles y viñedo viejo, amparados por la parra como sistema de conducción tradicional”.
Radiografía de La Val
“Es un complejo coupage de nuestras fincas; Finca Taboexa (13 Ha) la más alta, situada a 350 m de altitud, de suelo arenoso y granítico, típico de la denominación, que aporta la frescura característica de este vino; y Finca Arantei (35 Ha), a 50 m de altitud, con un suelo excepcional, muy arcilloso y con numerosa piedra de canto rodado, que da mucha complejidad mineral y frutal”.
Finca Arantei
Es su finca más especial, situada en Salvaterra de Miño, en la subzona del Condado de Tea. Se trata de un viñedo viejo, plantado en 1989, conducido con el método tradicional en Rías Baixas: la parra. El suelo es atípico para la DO, ya que “generalmente los suelos son arenosos y graníticos y, en este caso, el viñedo está plantado en un suelo arcilloso con abundante piedra de canto rodado, procedente del aluvionado del Río Miño”.
La añada 2020
Contó con una brotación adelantada y un tiempo muy cambiante, lo que afectó al cuajado. Fue un año con una fuerte presión del mildiu, y sumando unos y otros elementos, la merma acumulada fue de un 20-25%. A cambio, la maduración fue perfecta y la salud de las uvas, excelente.