Miembro desde sus inicios de la Asociación Grandes Pagos de España, todo comenzó hace ya más de un cuarto de siglo (en 1997 concretamente) cuando Tomás Cusiné y su familia deciden embarcarse en una nueva aventura: elaborar vinos “de finca” en Costers del Segre.

Y es que cuando visitaron la finca de Les Garrigues, en La Pobla de Cérvoles (Lérida), quedaron enamorados de sus inmensas posibilidades y decidieron apostar por la recuperación de la viticultura de montaña, que estaba casi desaparecida en la zona (la finca se encuentra al pie de la sierra de La Llena, frontera natural con el Priorat y la Conca de Barberà).

Cérvoles actualmente se extiende por unas 55 ha de viñedo distribuido en doce parcelas en las que se desarrolla un cultivo orgánico, procurando potenciar la actividad microbiana para mantener un terreno “vivo”.

También ha apostado por la recuperación de un variedad ancestral casi desaparecida, la Trobat, una uva tinta muy característica de las comarcas de Ponent.