CÉRVOLES
DO Costers del Segre
En 1997, con el bagaje de su experiencia familiar en la histórica Castell del Remei, y tras comprobar todo lo que aportaba en los vinos la variable altitud, Tomás Cusiné decide emprender una aventura en los viñedos de montaña de La Pobla de Cérvoles. Una magnífica finca de 30 hectareas situada en la Sierra de la Llena (fronteriza con el Priorat y la Sierra del Montsant), en las faldas de las montañas de Prades, en la que encontró el paraje idóneo para desarrollar su sueño de vinos de alta expresión. Unas tierras que, como señala el propio Cusiné, “nos dieron la oportunidad de consolidar un proyecto histórico en recuperación como era Castell del Remei y a la vez crear un nuevo concepto de bodega más boutique, en la que elaborar una nueva dimensión de vinos que pudieran satisfacer nuestras ambiciones”.
Historia y tradición de El Poblet
Influenciada históricamente por el monasterio de Poblet, La Pobla de Cérvoles fue durante muchos años propiedad monacal, encontrándose vestigios de las antiguas Granjas de Poblet, dedicadas a controlar el territorio y a acoger al peregrino. Un paisaje singular, de parcelas de suelos calcáreos entre bosques de garriga, que transfieren al vino “todo el espectro de sotobosque y de sus hierbas aromáticas, dotando a los vinos de una peculiar personalidad ligada a su entorno”.
Cérvoles para la familia Cusiné
“Para nosotros -explica Tomás Cusiné- Cérvoles fue un punto de inflexión en el conocimiento y la dedicación al viñedo, nos aportó la seguridad para elevar nuestra ambición y cumplir con nuestras expectativas de elaborar grandes vinos, además de ayudar a consolidar Castell del Remei como bodega de prestigio aportando parte de sus uvas al proyecto madre”.
Sostenibilidad en la finca
Actualmente, las 55 hectáreas de viñedos con las que cuenta están gestionadas orgánicamente. Es un viñedo plantado a partir de los 60 y que se ha ido replantando con variedades mediterráneas como la Macabeo o la Garnacha Tinta. “También trabajamos en la recuperación de variedades antiguas como la Trobat -explica Cusiné-, después de recuperarla de antiguas vides en la provincia de Lleida y ya estamos elaborando los primeros vinos a la espera de su legalización”. Este cambio varietal también es una respuesta ante el cambio climático, hacia variedades resistentes a la sequía. “La búsqueda de recursos hídricos y una gestión adecuada de los viñedos es nuestro principal objetivo para garantizar la calidad de todos nuestros vinos”.