Félix Lorenzo Cachazo y su hija Ángela Lorenzo Heras (B. Lorenzo Cachazo) recogieron el premio
Nos encanta que se recuperen maneras ancestrales de elaborar el vino, porque tan importante como el futuro es el pasado, más aún cuando se cuenta con una tradición vitivinícola tan importante como la nuestra, un legado que no puede caer en el olvido. Por eso ha sido un placer otorgar este Magnífico a un vino que recupera los míticos “dorados” de Rueda, que formaban parte de las elaboraciones tradicionales de Rueda pero que casi habían desaparecido. De la mano de Félix Lorenzo Cachazo, presidente de esta bodega familiar y parte fundacional de la DO Rueda, nos adentramos en su Dorado, un vino que nació en su momento “con la intención de “mitigar” el frío del campo castellano a la hora de realizar las labores del campo” y que ahora es para un “consumidor más joven y cosmopolita, que busca elaboraciones especiales y rarezas para sorprender”.
La historia
Carrasviñas Dorado significa, como nos explica Félix Lorenzo, presidente de la bodega, “la recuperación histórica de nuestras elaboraciones, un retorno a nuestras raíces y un homenaje a nuestros antepasados” . Y es que ”todo el mundo conoce Rueda por lo que somos ahora, pero poca gente conoce de dónde venimos (...) La primera vez que tenemos constancia del primer embotellado de Carrasviñas Dorado (originariamente Vino Oloroso Amontillado Carrasviñas) fue en 1946 aunque ya llevábamos elaborando este tipo de vino durante décadas, pero comercializándolo a granel. Durante años, tras la fundación de la D.O.Rueda, de la cual fui partícipe, olvidamos estas elaboraciones tratando de potenciar y dar a conocer los “nuevos vinos”. Hasta 2012, cuando decidimos recuperarlo ”.
Cómo se elabora
Utilizan un 65% de Verdejo, vendimiado de forma tardía, que se mezcla con un 35% de Palomino Fino (variedad prácticamente extinta en Rueda, ya que se acordó la prohibición de nuevas plantaciones para potenciar la Verdejo). El siguiente proceso es meter el vino en “damajuanas” de 16 litros y dejarlo a la intemperie durante dos años. Así el vino realiza su crianza oxidativa, adquiriendo su característico color dorado siendo, como nos señala Félix “lo más curioso, que en ciertos momentos del año realiza una crianza biológica”. Posteriormente introducen el vino en barricas de 300 litros usadas durante al menos dos años más.
El futuro
Félix nos da la primicia: un vino en homenaje a sus 80 años que está elaborando su hija Ángela. “Será un vino procedente de nuestros viñedos prefiloxéricos de Verdejo, que mediante fermentación espontánea crían en ánfora cerámica durante más de 1 año”.