Icono hecho vino, es un tinto que encierra toda la expresividad y potencial de la Tinta de Toro y que siempre nos hace sentir el poder y la personalidad del territorio toresano, una de esas escasas y maravillosas joyas vitícolas con las que contamos. Porque lo que tienen en Numanthia no puede definirse de otra manera que como patrimonio, historia hecha viña. Doscientas hectáreas de viñedo viejo, repartido entre Toro, Morales de Toro, Valdefinjas, Venialbo, El Pego y Argujillo, que dibujan un patchwork de riqueza y esencia único, perfecto para crear diferentes expresiones de terruño. En la cúspide, Termanthia, su máxima expresión. Elaborado a partir de viñas viejas de hasta doscientos años, es pura artesanía, un tinto en el que la potencia contenida y la expresividad van de la mano para ir transmitiendo, paso a paso, un sinfín de matices. Un vino de sobremesa, para dejar crecer en copa hasta convertirse en gigante. Un tinto de esos que hay que disfrutar quitándose el reloj... y el sombrero.