Por Vanesa Viñolo
Mar de Frades está en movimiento. Y es que desde hace tiempo, abanderados por ese Finca Valiñas que es uno de los grandes albariños de guarda de la DO Rías Baixas, y de la mano de su enóloga y responsable técnica Paula Fandiño, llevan realizando una apuesta firme por una línea de vinos complejos, con identidad, de suelo y de viña. De su mano, y a pie de viñedo, hemos podido descubrir cómo avanzan en esa dirección.
Bodega desde 1987, el siguiente paso lógico era convertirse en viticultora. Por ello, en 2016, compra tres parcelas ya en producción que estaban en manos del banco tras la crisis del 2012: dos en la subzona de Ulla y otra en el Valle del Salnés, Finca Lobeira. Situada a los pies del pico de Lobeira, el punto geodésico más alto del Salnés, fue plantada entre 2002 y 2004 y se compone de nueve has de un precioso viñedo formado al 50% por viñas de Albariño y al 50% injertado con Loureiro, Caíño y Godello. Con él ya han comenzado a elaborar un vino de finca, en principio monovarietal de Albariño, aunque en un futuro seguramente incluya otras uvas locales.
Las dos fincas del Valle de Umia, Finca Ribadulla y Finca Monteveiga, también tienen alma y personalidad para ser vinos de finca. Esta subzona, última en ser acogida a la DO Rías Baixas, promete un grato futuro, ya que es menos minifundista que el resto de subzonas y tiene un grato carácter diferenciador.
Por último, Paula no pudo evitar mostrarnos el proyecto más ambicioso de Frades: el Pazo do Monte, también en Umia. En 2017 se compraron veinticinco has agrícolas abandonadas que estaban juntas, de las que plantó diecinueve con Albariño en el típico (y ya poco habitual) sistema de emparrado gallego. Es el Pazo do Monte, una finca llena de encanto con una casa agrícola del siglo XVI, cruzada por nueve manantiales canalizados en una balsa para regar al viñedo. Un lugar mágico donde desarrollan un proyecto de enoturismo sostenible muy interesante.
Y como no podía ser menos, no solo estuvimos en el viñedo, también tuvimos la suerte de visitar la bodega poco tiempo después de la vendimia, con los mostos en diferentes momentos de su proceso de transformación. Una experiencia única con la que se puede comprobar cómo van surgiendo los aromas, cómo evolucionan desde esas notas de hierbas recién cortadas, de mata de tomate, que recordaban a los aromas de los aceites de primera prensa, hasta el melocotón, la piña, los cítricos maduros...Sin hablar de los cambios radicales de sabores y texturas.
Una cata vertical de su vino insignia, el top ventas Mar de Frades, desde el 2020 hasta el 2023 y la cata de los diferentes vinos de finca actuales y futuros completó un viaje muy interesante que pauta el camino futuro de Mar de Frades. A destacar, el magistral, como siempre, Finca Valiñas 2018 y el sorprendente por su diferenciación y carácter, Finca Monteveiga 2018.