"Me gusta calentar la voz con una copita de vino"
Por Alberto Matos
Surgida en 2005 como un cuarteto y tras experimentar algunos cambios tanto en la identidad como en el número de sus integrantes, la banda de indie pop Eladio y Los Seres Queridos quedaba finalmente
conformada por su alma máter, Eladio Santos (voz y guitarra), David Outumuro (batería) y Óscar Durán “Uka” (bajo). A ellos se suman, de manera ocasional, otros músicos colaboradores como Marcos Vázquez (sintetizadores y piano).
Desde su fundación, el grupo gallego ha participado en festivales tan renombrados como Primavera Sound, Ebrovisión o Sonorama, entre otros tantos. Su discografía incluye hasta el momento un total de seis álbumes, siendo Academia, publicado en 2020, el más reciente. Precisamente este ha sido el trabajo que la bodega paisana Ponte da Boga ha elegido para dar nombre a su tercer vino de autor, tras su colaboración previa con la cantante Vega y con el gaitero Budiño. Se trata de un Mencía rosado de producción limitada surgido del proyecto de mecenazgo Riverside, puesto en marcha por la bodega para generar un entorno favorable a la creatividad de artistas. Hablamos con Eladio Santos sobre este y otros asuntos.
¿Qué crees que ha visto Ponte da Boga en vuestro último álbum de estudio, Academia, para dar nombre a la tercera edición de sus vinos de autor?
Bueno, creo que ambos nos dirigimos a un “target” común. Para ellos somos un valor seguro, conocen nuestra trayectoria y nuestros discos anteriores. Somos un grupo con buenas canciones, consolidado y con solera.
Estás acostumbrado a la autoproducción musical. ¿Qué implica esta manera de trabajar?
La autoproducción musical implica muchas más horas de grabación y mezcla, pero permite un mayor control sobre los tiempos y reduce desplazamientos y gastos. También se traduce en mucho más trabajo, aunque hacerlo con un disco como este es un gozo. Puedo grabar y regrabar cuando quiera, repasar las mezclas durante horas y horas por las noches, sin que nadie me llame, sin interrupciones. Eso facilita la concentración.
¿Qué ha supuesto para vosotros el mecenazgo de Ponte da Boga?
Salir un poco del “low cost”. En realidad, supone una oportunidad de hacer un disco largo, con mucho contenido y editado en un formato fantástico.
¿Qué relación tenías previamente con la bodega?
La conocía y conocía su labor con otros músicos como Vega y Budiño. Con Vega hemos colaborado en varias ocasiones, e incluso fuimos teloneros suyos en Joy Eslava (Madrid) hace ya un par de años. Nos seguimos de cerca la pista desde siempre. Por otra parte, Budiño también es amigo nuestro desde hace bastante tiempo, y nos encanta su trayectoria y valentía. Igual que él, yo también fui gaiteiro en mi adolescencia, antes que cantante. Para nosotros, es un honor haber sido escogidos por Ponte da Boga.
Antes de esto, ¿qué papel desempeñaba el vino en tu vida?
Me gusta calentar la voz con una copita de vino. Me interesa su cultura y me gusta probar los vinos de cada sitio al que vamos. Son el sabor de cada tierra y me encanta empaparme del sabor de cada lugar que visitamos.
Para los profanos, ¿de qué manera se vincula el vino con la música? ¿Consideras que hay vinos que armonizan mejor con determinados estilos musicales?
Bueno, probablemente. Nuestro rosado pega muy bien con el aperitivo o la noche. Además, de algún modo, las bodegas parecen estudios de grabación o salas de ensayo: sótanos con reflejos de piedra y madera, con un increíble ambiente de recogimiento.
Según tu experiencia en festivales y demás acontecimientos musicales, ¿qué es lo que suele beber la gente?
En verano, cerveza, refrescos y supongo que licores. Echamos de menos un buen vino en algunos, pero también hay otros vinculados a denominaciones de origen que ofrecen muy buenos vinos. La introducción de chefs y gastronomía de autor en algunos de estos eventos ha contrubuido a despertar también el interés por este producto.
¿Por qué Academia? ¿Cómo definirías el disco?
Queríamos que sonase como un recopilatorio de nuestros 15 años de carrera, aunque todos los temas sean nuevos, variados y con mucho contenido. Queríamos buenas letras y melodías... El título de Academia es, en realidad, producto de una broma. Cuando llegan Los Seres Queridos al ensayo y abordamos algún tema nuevo, suelen preguntarme cuáles son los acordes y yo siempre contesto de broma que “¡esto no es una academia!”... Fue así como Academia definió ese espacio mental y físico de locales, estudios, bares, hoteles, furgoneta y camaradería que hemos compartido durante estos 15 años.
¿Qué tiene de particular cada una de sus canciones?
Trabajamos en cada una de ellas muy exclusivamente, no como parte de un disco. Todas tienen su sonido y su personalidad. Como te digo, son como singles de un “grandes éxitos”, reflejo de momentos diferentes en la historia de un grupo.
¿Qué pretendéis transmitir a través de la portada del disco?
La encontré y me enamoré de esa foto. Creo que transmite que hay algo interesante detrás. Es obvio que alguien está aprendiendo a tocar esa tuba (risas). También evoca a una época llena de elegancia, con un sonido muy orquestado y un toque retro que usamos en los arreglos de fondo.
Musicalmente hablando, ¿qué os gustaría hacer y todavía no habéis hecho?
Tocar en Latinoamérica, donde tenemos seguidores que incluso nos versionano suben vídeos a las redes. Pero nunca hemos ido.
El atardecer, antes de tocar.
Ribeira Sacra.
Casa Solla, en San Salvador de Poio (Pontevedra).
Navajas a la plancha con una copa grande y fresca de Academia.
Las bodegas de la plaza del Trigo, en Aranda de Duero (Burgos).