Por Jorge Hernández Alonso | @chefkoketo
Los michirones es uno de los platos típicos de la región murciana y un gran exponente de la riqueza gastronómica de esta zona, considerada la huerta de Europa Compite en fama con otras recetas de curioso y divertido nombre: los paparajotes, el zarangollo, el mortirigüelo o los gurullos.
Son representativos de la zona de Campo de Cartagena, donde cuentan con una larga tradición y arraigo, tanto en las cocinas familiares como en las barras de los bares, donde se sirve como tapa. En esta comarca natural, que se extiende desde la Sierra de Carrasco hasta el “mar en el medio de las tierras, se consume como plato principal sobre todo en invierno, aunque es imprescindible su presencia en las Fiestas de la Primavera.
Sin duda, las raíces de esta fórmula culinaria están en la cocinaárabe, pero recordemos que las habas son un producto introducido en la península por los romanos y consumido por la humanidad desde tiempos inmemoriales. En esta misma línea, según Robert Pocklington, michirones significaría “pequeños egipcios”, resultado de un plato primigenio conocido como”ful medames” del cual hablamos ya hace tiempo.
Su formación etimológica parece atribuir su origen a la región de Aragón, donde también es muy común el uso de este tipo de haba seca en guiso. En maño, el término “michar” implica la acción de comer, aunque otros expertos afirman que “minchirón” es una evolución del latín, en concreto de la palabra “manducare”, que obviamente hace referencia a la acción de tomar la manduca o comer.
Sea como fuere, la historia recuerda que Murcia fue reconquistada por el Reino de Aragón y deja su impronta en esta zona, lo que da base a esta argumentación, frente a aquellos que replican que existe un posible origen catalán de este término. Aunque todo es posible.
Todos sabemos que en la península existe la tradición de introducir una figura y un haba en los roscones de Reyes. Aquellos que no se dejaban un diente, para alegría del odontólogo, y obtenían el premio en el reparto eran coronados como reyes.
Mientras que a quien le toca esta semilla era denigrado: “el tonto del haba”. Como es característico e intrínseco del ser humano, somos vagos y la expresión ha terminado simplificándose en “tontolaba”.
Recuerda que esta ofensa no significa que se te cae la baba como algunos creen, simplemente que te toca pagar el dulce.
Algunos estaréis pensando en mi reflexión sobre lo perezosos que somos, pero me remito a los hechos. ¿N o hemos también eliminado el haba del roscón? Otra prueba más de lo holgazanes que podemos llegar a ser. Solo la pérdida del encanto de una bella tradición debería justificar el retorno a estos pequeños ritos.
Para una ración generosa para 8 personas y con opción de repetir hasta saciarse. Si además de este plato, vas a ofrecer más viandas a los comensales, reduce a la mitad las cantidades.
- 1 kg de habas secas
- 1,5 l de agua o caldo de verduras
- 6 dientes de ajo
- 1 punta de jamón
- 2 chorizos pequeños
- 100 g de panceta ibérica
- 2 hojas de laurel
- 15 g de pimentón dulce o picante
- guindilla
- sal y pimienta al gusto.
El día anterior lavamos las habas bajo el grifo para eliminar impurezas. Después las cubrimos holgadamente con agua fría y dejamos reposar un mínimo de 12 horas. Conseguiremos acortar el tiempo de cocción al hidratarla y permitiremos que la legumbre quede más blanda.
Cambiamos el agua del remojo y las colocamos en una olla grande que volvemos a rellenar con caldo o agua. Deben quedar sumergidas. No las dejes solas, acompáñalas con la punta de jamón y el laurel. El plato no debe quedar ni muy caldoso, ni tampoco excesivamente seco, para ello debemos jugar con la cantidad de líquido que vamos a ir añadiendo. Así que tendremos que vigilar la evaporación. Dependiendo de las habas puede llevarte entre 1 hora y 30 minutos a dos horas. Cuando lleven una hora completaremos el guiso con el resto de los ingredientes cortados en trozos que permitan ser introducidos en la boca. Vamos, que cortes el chorizo y la panceta en rodajas asumibles por cualquier ser humano. Comprueba el punto de sal y añade el ajo, la pimienta y el pimentón. Mantén el fuego bajo y permite que disfruten del fuego unos 10 minutos más. En el caso de optar por la olla rápida o exprés, lamentablemente no nos quedará más opción que meter todos los ingredientes juntos o bien parar el proceso a mitad, esperar a que se enfríe y tras añadir las grasas volver a poner al fuego.