Por Alberto Saldón, director de Marketing en Bodegas LAN, Grupo SOGRAPE España
La de 2023 no ha sido una vendimia fácil en ninguna zona de España. Puede ser recordada por muchas cosas, porque fue una de las más tempranas de la historia con un asfixiante y seco verano, porque la DANA amenazó con cambiar las reglas del juego en el último minuto, por la botrytis, o incluso por cuestiones menos vinculadas al campo como la incentivada vendimia en verde del verano o la destilación de millones de litros de vinos con el ruido de fondo de una crisis estructural.
En definitiva, un año para olvidar que seguro que se recordará. Las vendimias son una compleja ecuación de emociones, exigentes y alegres al mismo tiempo. Agotadoras y estimulantes. Las vendimias son fechas de dormir poco y pensar mucho, no hay año fácil. Y como digo, 2023 ha sido especialmente difícil. La DOCa Rioja se ha llevado la palma. Un año extraño en lo climatológico, con una primavera que despertó con oídio en algunas zonas de producción, y un verano seco y cálido que confirmó la tendencia de vendimias tempranas. Tres semanas de adelanto en algunas zonas de la Denominación.
Luego, las lluvias en forma de diluvio, seguidas del calor y el temor a la botrytis. Viñas en las que se disparaba el grado y otras que les faltaba madurez mientras la planta perdía hojas. Y mientras tanto, los equipos técnicos pateando la viña, probando uvas y haciendo cábalas con las cuadrillas para decidir qué y cuándo vendimiar. En definitiva, una campaña larga, muy complicada y muy técnica, tanto en el campo como en bodega. No ha sido la cosa más fácil en la DO Ribera del Duero.
Aunque la altitud y geografía de sus diferentes zonas hace que la vendimia sea algo más tardía y eso permitió que las altas precipitaciones tuvieran algo más de distancia con las fechas de vendimia, pero se empezó a mirar con recelo la amenaza de la botrytis. Octubre regaló unas condiciones meteorológicas favorables y la vendimia se llevó a cabo con menos sorpresas de las esperadas y una buena cantidad de kilos en bodega con buen estado sanitario y fenólico. Siguiendo por Castilla y León, la DO Rueda ha tenido también una vendimia de las que ejercitan la paciencia de los equipos técnicos. Comenzó en sus fechas habituales de finales de agosto con la variedad temprana Sauvignon Blanc. Luego arrancó con la Verdejo, algo antes por los calores del año, pero pronto se paró por las lluvias. Una tromba de 60 litros, el 3 de septiembre, dejó el campo inaccesible para las vendimiadoras. Luego se volvió a coger uva, y volvió a llover. Y faltaba madurez, así que había que esperar y se acumulaban las horas de poco sueño y mucho pensar.
Año complicado también, pero con un buen equilibrio entre grado y acidez y buenas condiciones sanitarias en la uva que llegó a bodega. Para concluir este recorrido de vendimias por España, al menos en las que trabajamos, nos vamos hasta la DO Rías Baixas. En donde, adivínenlo, tampoco ha sido fácil, aunque más positiva que otras regiones con una uva de calidad. La vendimia es la culminación del trabajo de todo un año. El 2023 comenzó con muchas lluvias en la zona de O Rosal. La primavera arrancó con altas temperaturas y con la brotación del viñedo que, junto con las lluvias primaverales, generó un importante ataque de mildiu en toda la zona, el cual se logró contener con deshojados y tratamientos en el viñedo. Los meses de marzo a junio fueron cálidos, seguidos por un mes de julio muy fresco y con temperaturas más bajas -las más bajas de los últimos años (1971-2000)- que equilibró el desarrollo fisiológico de los racimos. Agosto fue un mes con condiciones climáticas más cotidianas. El ciclo vegetativo 2023 dejó hasta el 29 de agosto algo más de 1.700 litros de precipitaciones en la zona de O Rosal. Después llegó la vendimia. También con intermitencia por las lluvias, pero más homogénea que en otras zonas.
Con buena calidad y la satisfacción de los enólogos por la materia prima para elaborar los vinos. Solo hay que mirar a la cara al equipo técnico de la bodega para entender cómo va la vendimia. La vendimia es una montaña rusa de emociones.