El mercado mundial del vino atraviesa un periodo de incertidumbre y no solo por los aranceles de Trump, sino por el descenso global de la producción y del consumo, algo que se nota de forma especial en España, que ya ha caído hasta el noveno puesto en el ránking de consumo per cápita y que está en los 24 litros, apenas un poco más que el Reino Unido, con 23 litros. Las dudas, por otra parte, se extienden por todo el sector y en muchos países. Las expectativas a principios de 2025 eran moderadamente optimistas, según apunta un informe de Liv-Ex (London International Vintners Exchange), también conocido como “la bolsa del vino”, un mercado global especializado en la compraventa y análisis de precios de vinos finos –de calidad–, principalmente orientado a comerciantes profesionales. Los expertos apuntaban que el Liv-Ex Fine Wine 100, uno de los principales índices de ese mercado, caería un 1,9%. Sin embargo, el primer semestre se cerró con una caída del 4,4%, lo que disparó más de una alarma. No obstante, las previsiones son ahora más optimistas y los expertos piensan que el mercado ha podido “tocar suelo” o estar muy cerca de hacerlo. El mismo informe indica que “como han demostrado los Burdeos 2021, al precio adecuado, hay demanda suficiente para respaldar la recuperación de los precios”. Sin embargo, todo indica que todavía será necesario que llegue un impulso más sólido, como podría ser el resurgimiento del mercado asiático, que es la gran esperanza del sector. No hay que olvidar que la política arancelaria de Trump, incluso antes de aplicarse, provocó un éxodo repentino de los compradores americanos que habían hecho grandes adquisiciones a principios de año de vinos del Piamonte, el Ródano y también de España.
El primer semestre de 2025 ofrece dos escenarios diferentes. Los precios bajaron en los primeros seis meses de este año, pero el volumen de ventas aumentó un 11,9% y un 4,2% en el montante total. Sin embargo, el 58,6% del valor comercializado en el periodo enero-junio se negoció en el primer trimestre, mientras que las cifras cayeron de forma drástica a mediados de abril y, al menos hasta julio, no se habían recuperado los niveles anteriores al anuncio de los aranceles. Los vinos más afectados han sido los champagnes y los vinos de Burdeos, aunque estos últimos parecen volver a concentrar las preferencias de los compradores –empresas– americanos, que necesitan reponer existencias. Al mismo tiempo, las ventas al mercado asiático ya representan el 18% del negocio semanal en el segundo trimestre del año y, para los expertos, son “prometedoras” ante el hecho de que el sector ya no puede depender de los compradores estadounidenses.
Las preferencias de los compradores, ya sea por cantidad, precio o calidad, son muy interesantes. Los vinos finos –de calidad– más comercializados, por volumen, en el primer semestre así lo demuestran. El ránking (se indica bodega y vino) lo encabeza Produttori del Barbaresco, Barbaresco, 2021. Le siguen, por este orden, Domaines Laflaive, Macon Verze, 2023; Chateau Lynch-Bages, 2021; Vega Sicilia, Alion, 2020; Pol Roger, Reserve Brut; Sassicaia, 2020; Chateau Beuchevele, 2022; Dom Perignon, 2013; Chateau Poitevin, 2016, y Produttori del Barbaresco, Barbaresco, 2020.
Como curiosidad, el último precio negociado en el Liv-Ex para la caja de 12 botellas de 75 centilitros de Alion –de Vega Sicilia– fue de 565 euros, mientras que el precio por unidad de botella fue de 55 euros. Mucho más barato es el Chateau Poitevin, que se negoció a 8 euros la botella, mientras que las ventas del Barbaresco de 2020 se cerraron a 18 euros. En la clasificación de vinos por valor, figura en primer lugar el Chateau Lafite Rothschild de 2021, con un precio de 429 euros/botella, y en octavo lugar aparece un Domaine de la Romanée-Conti, 2021, a 16.841 euros la botella. Todos son, claro, precios de un mercado organizado y mayorista, que luego se incrementan en los puntos de venta y se multiplican, con frecuencia en exceso, en los restaurantes, que es en donde, para muchos expertos, está la verdadera razón de la caída o, al menos, estancamiento del consumo de vino. Incertidumbre y nubarrones en el mercado.


