Por Vanesa Viñolo
No todos los días se forma parte de la Historia del vino español, así que poder haber vivido en primera persona una cata como la que disfrutamos unos pocos privilegiados en el marco del Salon Gourmet, entre ellos mi compañero Jorge Díez y la que suscribe, fue un verdadero honor.
Y es que había que celebrar estos primeros veinticinco años de la añada fundacional de Numanthia, esa 1998 firmada por los Eguren (y con Jorge Ordóñez de importador) que supuso, no solo poner a Toro en el mapa, sino ponerlo con un determinado estilo y presencia.
Propiedad de LVMH desde 2008, de la mano de su director Lucas Lowi (primero a la izquierda) y de su enólogo Jesús Jiménez (primero a la derecha), pudimos catar las añadas fundacionales tanto de Numanthia (1998) como de Termanthia (2000), además de una selección de otras añadas de ambas referencias, que nos fueron mostrando cómo ha ido cambiando el perfil de los vinos.
Un recorrido magistral que no solo ilustra los cambios en la casa, sino que son un libro abierto de la propia historia y de los cambios de estilo del vino español en las últimas décadas. De los “supertoros” y su casi obscena concentración, hasta la actual línea que se encamina con firmeza y determinación hacia el respeto a la fruta y al terruño.
Como la añada 2018 de Numanthia, que saldrá en breve al mercado y que es el primer Numanthia firmado por Jesús. Un vino que se ha hecho de rogar (la nueva filosofía de la casa es esperar al menos tres años en botella antes de comercializarlo) y del que tanto Lowi como Jiménez están especialmente orgullosos.
De esta cata casi irrepetible, ya que cuentan con muy pocas botellas de algunas de las añadas, destacar ese Termanthia 2000 que estaba hecho un chaval a pesar de sus 23 años cumplidos.