Acercó la diversidad de sus blancos a cerca de mil profesionales de Madrid y Valencia
Por Vanesa Viñolo
Hablar de los vinos blancos de la DOCa Rioja no es algo nuevo, sus blancos de guarda forman parte de nuestra historia vínica, como ya mencioné en el reportaje que pueden leer en este número de la revista, y en el que destaco el papel de una bodega centenaria, Viña Tondonia, que se mantuvo fiel a un estilo de vino que, he ahí el quiz, fue abandonado por casi todas las bodegas riojanas cuando el boom industrial y la revolución enológica (que fue básicamente tinta) hizo mella en todas partes (aunque siempre hay gloriosas excepciones, por suerte).
Rioja, así arrancó mucha viña blanca para poner tinta, dejando en el chasis esta categoría vínica. Menos mal que hace casi quince años decidieron dar un giro al timón, viendo ya venir ese cambio de tendencia al blanco que vivimos en su esplendor ahora a nivel global, y en 2012 cambiaron el pliego de condiciones, aceptaron nuevas variedades blancas y fueron plantando de nuevo en blanco, para, actualmente, contar con unas 6.000 has de viñedo de uva blanca, entre Viura (la que más ha crecido, de 700 ha en 2012 a las actuales 4.000 ha), Tempranillo Blanco, Garnacha blanca (ojo a esta variedad, muy interesante), Maturana Blanca, Torrontés, Malvasía... La Sauvignon Blanc y la Verdejo, que se aprobaron en ese pliego para “contentar” a ciertas grandes productoras, no han hecho boom, demostrando que el camino de lo local e identitario es la mejor vía. En datos, en 2023 los blancos de Rioja, incrementaron sus ventas en el mercado doméstico en un 7,13% respecto al año anterior, cuando ya habían experimentado un crecimiento de un 5,62% con respecto a 2021. También en 2023 se comercializaron 26,8 millones de litros de blanco, es decir aproximadamente 36 millones de botellas, lo que consolida a Rioja como la segunda denominación de España en esta categoría.
Desde la DOCa Rioja han querido mostrar el panorama tan diverso e interesante con el que cuentan en blancos y han promovido varios encuentros con profesionales a lo largo del mes de abril, tanto en Madrid como en Valencia, dos plazas clave del mercado nacional. Así, más de 1.000 profesionales del sector pudieron conocer cerca de 50 propuestas “blancas” a través de los salones organizados por el Consejo Regulador, desde vinos jóvenes e inmediatos a otros más complejos hechos para la guarda, que es donde en mi opinión más desarrolla Rioja su personalidad y se diferencia en calidad.
Además de la celebración de los salones, el presidente del Consejo Regulador, Fernando Ezquerro, y el director técnico del Consejo Regulador, Pablo Franco, aprovecharon la ocasión para mantener encuentros con prensa especializada y expertos para trasladarnos y contextualizar las últimas tendencias en torno a los blancos de Rioja. Así, pudimos catar diez blancos que resumen un poco las vías blancas de Rioja, desde la inmediatez varietal de vinos como Abel Mendoza Jarrarte 20223 (Viura, Tempranillo Blanco y algo de Malvasía, Garnacha Blanca y Torrontés); Ijalba Maturana Blanca 20023 o Izadi Larrosa Blanco 20023 de Garnacha Blanca, hasta blancos con crianza y miras longevas como el espectacular Añadas Frías 2021 de Pujanza (mi preferido); Roda I blanco 2021, Límite Norte 2020 de Ramón Bilbao (muy interesante esa crianza en hormigón); Rioja Vega Tempranillo Blanco Reserva 20202; Flor de Muga Blanco Reserva 20202 (como siempre, estupendo); Nivarius Valdesabril Viñedo Singular 2020 o el 200 Monges Reserva 2010.