
Por Alberto Saldón, director de Lalomba, bodega de Vinos de Finca de Ramón Bilbao
Saber: Conjunto de conocimientos amplios y profundos que se adquieren mediante el estudio o la experiencia. Desde ya, les digo que pocas ciencias o artes les van a proporcionar tanto placer como el “saber de vino”. Es verdad que no les va a llevar al espacio, ni les va a permitir arreglar una persiana en casa, pero “saber de vino”, más para los que nos dedicamos a ello, les aportará una cultura social que quizá ahora no imaginen.
El vino es geografía, historia, agricultura y química, es gastronomía, es mercadotecnia, y sin duda, es cultura. Pero mi comentario de este número, no va relacionado con saber de vino para poder ejercer de cuñado estas navidades en las cenas familiares. Mi modesta opinión en esta columna se quiere centrar en la necesidad que tenemos en la industria de desarrollar, ampliar y profundizar el conocimiento de los diferentes agentes que formamos la cadena de valor del vino en España.
La formación, la educación, el “saber de vino”, es la mejor herramienta que tenemos para desarrollar el potencial de nuestro sector. La formación es transversal y multidisciplinar. Debe calar entre técnicos, elaboradores, y también entre comercializadores, vendedores, prescriptores y consumidores. Es clave para entender nuestra historia y patrimonio, para elaborar nuevos productos, en nuevos territorios, con nuevas variedades, con nuevas técnicas de elaboración; es clave para poder entenderlos, venderlos, compararlos y comercializarlos a un precio adecuado en un mundo global de alta competencia. Y es clave para disfrutarlos y ensalzar un sector que lleva muchos años anclado en tópicos muy alejados del valor añadido y de los verdaderos retos de nuestros tiempos.
La formación y el conocimiento son los cimientos en los que construir un nuevo futuro. Más ambicioso, más global, más cualitativo. La formación puede ser académica y reglada, o amena e informal. La formación puede ser teórica, pero les recomiendo acompañarla siempre de la práctica. Empiecen por donde quieran -dependerá de su objetivo y el foco y tiempo disponible para su propósito-, por la geografía del vino, por la viticultura y el manejo agrario, la enología y sus elaboraciones, por el servicio del vino y la gastronomía o, simplemente, por la cata. Van a encontrar infinidad de herramientas para educarse: bibliografía, blogs, webs, revistas, academias, instituciones...
Hay obras maestras para la formación, “sapiencia” impresa, también digital e interactiva, comunidades en las que apoyarse y hasta juegos de mesa con los que divertirse compartiendo una botella de vino con la excusa del aprendizaje. Busquen tiempo. Cédanselo a sus equipos. Inviertan en la formación. Merecerá la pena, no lo duden.