
Por Jesús Rivasés, columnista, tertuliano y escritor
François de la Rochefoucauld (1613-1680), francés, duque, militar, poeta y político, entre otras cosas, es famoso por sus “máximas”. Una de ellas sugiere que “es necesario tener tanta discreción para dar consejos como para recibirlos”.
La discreción parece una de las normas de la, también francesa, Wine Services que, con clientes en 25 países –España no figura en la lista-, es incluso poco conocida en su propio sector, el del vino y el champagne. Jancis Robinson, Master of Wine, crítica de vinos del Financial Times y una de las grandes prescriptoras del sector, ha admitido que descubrió esa empresa casi por casualidad y que, durante mucho tiempo, pasó inadvertida para casi todo el mundo, excepto para sus clientes.
La empresa, surgida en 2010 a raíz de la idea de un aventurero visionario, Clement Marcorelles, analiza en qué restaurantes y comercios, minoristas, mayoristas y a través de internet, venden qué tipo de vinos –de calidad, por supuesto- y a qué precios.
Puede parecer sorprendente, pero Marcorelles descubrió que la práctica totalidad de las grandes bodegas de Burdeos –luego amplió el radio de acción- ignoraban el destino último de sus botellas y al precio al que se vendían. Los bodegueros trataban con los distribuidores y ahí perdían la pista de sus vinos, salvo los que ellos mismos encontraban en restaurantes y comercios especializados. Al principio, por afición y curiosidad, Marcorelles empezó a elaborar un catálogo de la presencia de vinos y champagnes en restaurantes y tiendas de distintos países y, en un momento determinado, se la ofreció a los bodegueros y les convenció de la utilidad que tendría para su negocio. En 2012, Caroline Meesemaecker, que hasta entonces comercializaba productos farmacéuticos, aterrizó en Burdeos junto con su marido, que supervisaba las obras de remodelación de la bodega Chateaux Montrose, de la familia Bouyges. Se asoció con Marcorelles y dieron un pequeño impulso a Wine Services, sin ruido, pero con constancia.
Años después, el fundador dejó la empresa para irse de responsable de proyectos especiales de Duclot. Así, en 2022, Meesemaecker se convirtió en la mayor accionista y directora general de Wine Services, cuando la compañía ya tenía una cartera de clientes respetable y, como siempre discreta, concentrada sobre todo en las bodegas de Burdeos. Ahora mismo, más de 200 bodegas de todas partes del mundo son clientes de Wine Services, sin que se sepa que haya ninguna española. La empresa, por lo menos, no cita a España entre los países en los que presta servicios.
Un total de 18 expertos, 11 hombres y 8 mujeres, recorren restaurantes, hoteles y comercios de todo tipo para comprobar qué vinos, en donde y a qué precio se venden. Según datos de la propia empresa –que se aferra a la discreción para no ofrecer demasiados detalles- poseen datos de unos 25.000 restaurantes, de 4.200 tiendas que venden vino y champagne, y de unos 9.000 importadores distribuidores. En Europa, Wine Services escruta en la práctica casi todos los mercados.
Su presencia en España es pequeña. Miguel Torres, Muga, Pago de Carroviejas, Marqués de Murrieta y Prodeca han sido o son algunos de sus clientes. Wine Services es un negocio y un servicio que puede tener un valor dudoso para los productores de vino, además de un coste, tampoco desmesurado, pero es inexplicable la ausencia del sector español. Por si a alguien le interesa, por 13.000 euros/año, Wine Services analiza para un cliente 10 mercados diferentes y a 15 competidores. Por 23.000 euros/año, alcanza los 35 mercados y casi medio centenar de competidores. No garantiza ningún éxito comercial ni económico, pero ofrece una información interesante.
Los registros de Wine Services, según su gran jefa, indican que el champagne Dom Pérignon es el vino mejor distribuido en restaurantes, hoteles y comercios, seguido de los Gaja italianos y del muy famoso Château D’Yquen. Por supuesto, estos sabuesos del vino, no destacan de forma especial ningún vino español. Quizá en el futuro.