
Por Alberto Matos
No, este titular no tiene nada que ver con los puntos que España recibió en la última edición del festival de Eurovisión. Ya le hubiera gustado a Blanca Paloma, nuestra representante este año.
Los doce puntos fueron para los vinos españoles que participaron en el Concours Mondial de Bruxelles, que a partir de ahora se dará a conocer sencillamente como CMB, mucho más fácil de pronunciar en cualquier idioma, la verdad.
Y es que este certamen, que coincidió en fechas con el de la canción europea, elevó a los tintos y los blancos patrios hasta el segundo escalón del podio. Por delante se situó solo Francia, aunque bien es cierto que nuestros vecinos envían muchas más muestras. De momento.
Para ser precisos no fue el concurso, sino los más de 300 miembros del jurado llegados de todo el mundo -entre los que Vivir el Vino se encontraba presente- los que libremente decidieron este resultado tras tres intensas jornadas de rigurosas catas a ciegas.
El CMB, definido por su carácter itinerante, recalaba en esta ocasión en la ciudad de Poreč, ubicada en la península croata de Istria, y lo hacía para celebrar su sesión de vinos y blancos después de que hace unos años, ante el creciente volumen de muestras recibidas, decidiera dividirlo además en las sesiones de rosados, dulces y fortificados, y espumosos.
A lo largo de su dilatada trayectoria, el CMB no ha hecho más que ganar en popularidad y prestigio y es por eso que cada vez más bodegas -y de manera notable las españolas- deciden mandar sus muestras. Y no lo hacen solo por las medallas, limitadas a un máximo por categoría, sino también por tratarse de una competición seria e independiente que, adelantándose a otros concursos, vela por la promoción de los vinos galardonados entre los consumidores, que al fin y al cabo es lo que interesa a los productores.
De momento, lo hace a través de su propio Wine Bar, que abría sus puertas no hace mucho en Ciudad de México. Pronto lo hará en otros establecimientos similares, además de en aeropuertos, donde contará con su propio local en una carrera imparable que no hará más que consolidarlo.
En estos lugares, por ejemplo, se podrán no solo degustar, sino también adquirir muchos de los 378 vinos blancos y tintos españoles que en el trigésimo aniversario del CMB consiguieron medalla. No faltará, por supuesto, el Palmeri Navalta 2018, reconocido como Vino Ecológico Revelación Internacional.
Este monovarietal de Garnacha, certificado por la DO Campo de Borja, contribuía sin duda al éxito de los vinos aragoneses, que este año acaparaban el 42% de las medallas españolas.