Tinto Pesquera es la piedra angular sobre la que se asienta este grupo bodeguero familiar, Familia Fernández Rivera, que celebran sus 50 años pasando el testigo a la tercera generación, las nietas de sus fundadores, Alejandro Fernández y Esperanza Rivera.
Una bodega mítica cuya historia entronca, no solo con la de la Ribera del Duero, sino con la del vino español. Y es que durante este medio siglo que ya atesora han sido protagonistas de muchos de los hitos que marcan el camino actual de nuestra vitivinicultura. Todo comienza en los años 70, cuando arranca la pasión de una familia por el vino y la tierra. Tras pasar unos años dedicados a diversas actividades relacionadas con la agricultura, pero siempre con el sueño de poseer sus propios viñedos, Alejandro y Esperanza adquieren un pequeño lagar de piedra del siglo XVI. En 1972, comienzan a elaborar los primeros vinos con uvas nacidas de estos terrenos. Y así nace Tinto Pesquera, un homenaje al cariño que guardan a su pueblo natal, Pesquera de Duero. Llegan los 80, y hay que destacar el esfuerzo que los Fernández Rivera realizan para ayudar a posicionar a la Ribera del Duero entre nuestras grandes zonas vinícolas, siendo una de las piedras angulares en la formación, en 1982, de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Con mucho esfuerzo y tesón se comienzan a reconocer los frutos: Robert Parker, considerado uno de los críticos de vino más influyentes a nivel internacional, eleva a su tinto Janus a la categoría de mejores vinos del mundo, señalando que es el “ Petrus de España”. El mar de viñedos de la familia se va extendiendo poco a poco, y entre ellos, su proyecto más mimado, ese château ribereño que es Condado de Haza, consiguiendo con su crianza posicionarse, en 2008 y 2012, entre los 100 mejores vinos del mundo para la prestigiosa revista Wine Spectator. Dehesa de la Granja en Vadillo de Guareña (Zamora), donde le dan la vuelta a una bodega de tres siglos de antigüedad y elaboran también queso curado, garbanzos y aceite de oliva Virgen Extra. Y El Vínculo, en Campo de Criptana, donde junto a su famosa Tempranillo plantan Airén para crear el único blanco del grupo. El último en llegar ha sido el Hotel AF Pesquera, en Peñafiel, muy enfocado al enoturismo.
Ahora, tras la muerte de Alejandro Fernández y con varios litigios abiertos, les toca a las nietas de los fundadores recoger el testigo y seguir con la labor comenzada por sus abuelos.