Por Alberto Saldón, director de marketing en Bodegas LAN. Grupo SOGRAPE España.
Seguro que ya tienen encima de sus mesas los turrones y la lista de manjares con los que van a aumentar el perímetro de su cintura estas Navidades. Estoy seguro de que, por tradición o glotonería, ya han pensado en sus menús navideños. Vienen fechas de excesos calóricos alrededor de una mesa con el fin de compartir nuestra alegría de vivir, nuestra cultura y, sí, nuestro extenso y espectacular recetario.
La Gastronomía, o lo que es lo mismo, los fogones y la sobremesa son una cosa muy nuestra. De Norte a Sur y de Este a Oeste, propagamos el amor por deleitar a familiares y amigos con guisos, asados y postres con la excusa de compartir mesa y celebración. La Navidad quizá sea la fecha más representativa de este cotidiano acervo cultural.
En estas próximas fechas, la gastronomía doméstica, esa que no tiene estrellas, pero sí recuerdos y olores de antaño, esa que nos permite bajarnos de la vorágine del día a día para poner foco en el puesto del mercado mientras pensamos la receta de la abuela, va a ser el centro de emocionantes reencuentros familiares. La Gastronomía, su legado cultural, su gusto y olor, es un patrimonio intangible con la capacidad, a veces, de detener el tiempo y retrotraernos décadas atrás a recuerdos familiares, a sabores de la infancia y a la memoria de personas que ya no están. La Gastronomía es magia. Disfrútenla. Cocinen. No hay mayor ejercicio de amor que cocinar, recibir y dar de comer a otros.
Pero esto es una revista de vinos. Y, como reza el anuncio, en el País más Rico del Mundo, la Gastronomía no se puede entender sin una copa de vino. Otro elemento evocador de nostalgias, lubricante de momentos felices y con la también mágica capacidad de llevarnos a diferentes destinos sin salir de la copa.
La Navidad es el gran momento del vino. Siempre desde la moderación, que no quiero yo que acaben discutiendo con su cuñado con el matasuegras en la mano.
La Navidad es el momento del gran descorche. Hay momentos, personas y menús para todos tipos de estilos de vinos. Y, lo que es más importante, hay vinos para todo tipo de personas. No impongan que el vino sea el protagonista, déjenlo susurrar a cada invitado sus virtudes. Si las encuentran o si les interesa. Dejen que su perfume invada la mesa y se mezcle con la conversación, la amistad y el cariño de forma sigilosa. Presenten su origen, si quieren, pero no aburran con académicas verborreas enológicas a sus comensales. Tan solo descorchen buenos vinos. De cualquier origen, a su elección. Y brinden, brinden por todas las cosas buenas que tenemos, también por las malas, para tenerlas presentes y ser conscientes de nuestra fortuna por, un día más, poder brindar.
La Navidad es como un libro del buen vivir en blanco, no lo emborronen. Escriban en ella su mejor historia y compártanla con los suyos. Salud, feliz descorche y Felices Fiestas.