La uva Verdejo es la esencia de la DO Rueda, donde habita desde hace más de diez siglos, aunque la podemos encontrar plantada en toda España. En Rueda es la variedad reina, dando lo mejor de sí en sus terrenos llanos pero altos, cascajosos, que soportan inviernos fríos y muy largos, primaveras cortas con heladas tardías y veranos calurosos y secos, por lo que se ha generalizado en la zona la vendimia nocturna, para evitar posibles oxidaciones.
Probablemente hija de la Savagnin y la Castellana Blanca, su origen se sitúa en el norte de África, desde donde llegaría a España de la mano de los mozárabes, quienes la plantaron en las zonas que iban repoblando durante el reinado de Alfonso VI (siglos XI-XII).
La Verdejo se usaba en aquellas épocas mezclada con la Palomino Fino para hacer un vino fuertemente oxidado, parecido al jerez, que era muy popular en la época. Era el famoso “dorado” de Rueda, tipología recientemente recuperada por la DO.
A mediados del siglo XX, la Verdejo estuvo a punto de extinguirse, pero gracias al esfuerzo de varios viticultores de la zona y a la llegada de Marqués de Riscal a Rueda en los 70, resurge con fuerza y esplendor, en una gama de vinos más frescos de corte moderno.
La Verdejo es una planta de porte medio, semi rastrera, no muy productiva y puede tener problemas de corrimiento. Sus racimos son pequeños, con bayas de piel no muy gruesa y las pepitas muy grandes. Resistente a la sequía, se adapta muy bien a muchos climas y le gustan especialmente los terrenos pobres y pedregosos. Es muy sensible al oídio.
Los vinos de Verdejo son de cuerpo medio, con aromas a hierba recién cortada, hinojo y frutas de hueso muy finas y elegantes. Una de sus características más diferenciadoras es ese final amargo que le aporta “seriedad”. Pueden encontrarse Verdejos jóvenes, pero también con trabajo de crianza sobre lías o barrica.