Por Jesús Rivasés
Columnista, tertuliano y escritor
La tendencia parece imparable. El precio de los grandes y menos grandes vinos sigue al alza hasta el extremo que, en muchos lugares, empiezan a convertirse en un artículo de lujo. Jancis Robinson, la gran “gurú” de los vinos y crítica en el Financial Times, también se queja de la tendencia pero ofrece una explicación reveladora: “Hoy en día -escribe- el número y la riqueza de las personas dispuestas a comprar vinos famosos es exponencialmente mayor que hace tan solo veinte años”. Eso significa, entre otras cosas, que haya productores, sobre todo, en las zonas más famosas o más de moda, que saben que coleccionistas o cazadores de trofeos, ya sean estadounidenses, chinos o rusos, estarán dispuestos a pagar fortunas para hacerse con vinos exclusivos como signo de distinción, se los beban luego o no.
La última moda son los vinos de Borgoña, que se han colocado por delante de los de Burdeos como objeto de deseo de los buscadores de botellas exclusivas. Los precios que se pagan por algunos vinos de Borgoña son astronómicos. Esto ha desatado una feroz competencia con los productores de Burdeos, que se disputan la primacía del superlujo. El problema es que la espiral alcista se traslada a los vinos asequibles, incluso los de pocos euros por botella, contagiados de la locura.
España ha sido, hasta cierto punto, una excepción en el precio de los vinos. Por menos de 10 euros es posible adquirir, sobre todo, en grandes superficies y establecimientos especializados, una gran variedad de vinos de calidad excepcional, si se tiene en cuenta la relación calidad/precio. Incluso en el segmento de 10 a 15 euros existe una oferta de calidad significativa. En España, también hay vinos de lujo -muy caros-, pero no son tantos. Esa carencia, para algunos expertos, es la asignatura pendiente de un sector que es el mayor exportador mundial de graneles, mientras que la de vinos embotellados es infinitamente inferior. En cualquier aso, aunque existen vinos españoles que rondan los 2.000 euros la botella, los precios están todavía a distancias siderales de países como Francia que lideran el segmento del superlujo, tanto en tintos como en blancos.
Wine-Searcher.com es una web que ofrece todo tipo de comparaciones de precios de vinos de cualquier país, un ejercicio que resulta apasionante. El pasado 2 de octubre, actualizó por última vez su lista de vinos más caros del mundo. Dominada por vinos franceses, no hay ninguno español entre los cien primeros y hay que descender bastante para encontrar el vino español de precio medio más alto, que sería un Teso La Monja, Tempranillo de Toro, con un precio medio de unos 990 euros la botella de 75 centilitros. La clasificación elaborada por Wine-Searcher la encabeza el Domaine Leroy Musigny Grand Cru, de Cote de Nuits, con un precio medio de 20.300 euros/botella. Hay vinos y botellas más caros, como el Romanée-Conti Grand Cru, un borgoña icónico, por el que se han llegado a pagar cerca de 500.000 euros por una botella de 1945. Sin embargo, el precio medio de ese mismo vino -al margen de añadas concretas- está algo por debajo de los 20.000 euros. En tercera posición de ese ranking, dominado por productos franceses, aparece un vino alemán, un Mosela, el Egon Muller Scharzhofberger Riesling Trockenbeerenauslese, con un precio de unos 13.000 euros. En sexta posición figura un Madeira portugués, el J.S. Terrantez, por el que hay que pagar 8.000 euros. Estados Unidos (California) aparece en el puesto diez de los vinos más caros del mundo, con un Screaming Eagle Sauvignon Blanc, de Oakville, que cuesta unos 6.000 euros. La lista solo valora los precios, al margen de que sean vinos tintos, blancos, añejos o champagnes y espumusos. Por eso, en el puesto 36 de la lista, figura un champagne, el Krug Clos d’Ambonnay Blanc de Noirs Brut, con un precio de 2.500 euros. En España, además, del citado Teso La Monja, solo cuatro vinos superan los 500 euros de precio medio. Son La Faraona, de J. Palacios, del Bierzo (945 euros); Dominio de Pingus, Pingus, de la Ribera del Duero (810 euros); Gran Reserva Especial 12 años, de Bodedas Valduero, también de la Ribera del Duero (780 euros) y L’Ermita Velles Vinyes Alvaro Palacios, del Priorat (840 euros), mientras que el afamado Vega Sicilia Único Gran Reserva, de la Ribera del Duero, tendría un precio medio de unos 380 euros. Todo es muy discutible, desde luego, pero los grandes vinos españoles tendrían, en efecto, el reto de convertirse en verdaderos vinos de lujo en el mercado mundial.