
GRANIT 2023
Josep Grau Viticultor- DO Montsant
Granit, granito. Toda una declaración de intenciones el nombre con el que Josep Grau bautizó a este blanco, fruto de sus viñas de garnacha blanca que, como no podía ser de otra manera, arraigan sus raíces en una parcela cuyo suelo es de granito descompuesto. Cuatro terrazas de garnatxa blanca plantadas a 275 metros de altitud, expuestas a la “gabirnada”, el viento llegado del mar que refresca las tardes del Montsant. “Hace 21 años empecé en el Montsant -señala Josep- y no en el Priorat porque quería hacer un vino de garnatxa tinta. Y en el Montsant, que por aquel entonces daba sus primeros pasos, ya se intuía el gran potencial de sus suelos para la garnacha. “La identidad y madurez de estas zonas nos ayudarán a extraer aún más su enorme potencial, creo que aún tienen un largo recorrido por delante”. Como muestra, su Granit, un blanco de una pureza e identidad que no hacen sino confirmarlo.
Granito, garnatxa blanca y foudres
Granit es, como señala su autor, “la expresión pura de la garnatxa blanca de nuestra zona”. Así, en este vino, Josep orienta todo el proceso hacia la conservación de la sutilidad propia del varietal, creando un vino de “ aromas etéreos y boca tensa e imponente”. A diferencia de otros hermanos de la bodega, es el único blanco fermentado y criado exclusivamente en foudres. Su “granítica” garnacha blanca se recoge a mano en cajas de 10 kg y se transporta a la bodega a primera hora de la mañana, prensando la uva suavemente con sus raspones por unas 7 horas. Después pasa a 2 foudres ovalados de 2.000 l. de roble austríaco (Stockinger), de diferentes edades, donde fermentará y hará su crianza durante 7 meses. Posteriormente estos dos foudres se unifican para embotellar Granit.
La cosecha 2023
El 2023 en Montsant fue, como señala Grau, el año de la sequía más severa, encandenada con dos añadas anteriores también muy secas. Una auténtica cosecha de supervivencia que, gracias a ese viento húmedo del mar, terminó bien. “Finalmente iniciamos la vendimia el 17 de agosto, cuando detectamos que la uva no evolucionaba y la planta absorbería recursos del fruto para su supervivencia. El resultado es un vino con una acidez intrínseca que hasta entonces no habíamos tenido, lo que nos da un perfil con más tensión y con un potencial de desarrollo enorme”.
Proyectos futuros
La ilusión de Josep está ahora en Pas de l´Estudiant, una finca de 4 ha plantada en 1947 y recuperada, literalmente, del bosque. Allí realiza un trabajo de recuperación genética de las plantas. “Realmente es un paraje único. El Pas de l´Estudiant es para nosotros la recuperación de una joya de la zona a través de un vino”.