Por Alberto Matos
Después de tres días frenéticos, la feria del vino francesa batía todos sus récords de visitas y expositores, relevando en el trono a ProWein como el punto de encuentro vinícola más influyente del mundo, después de que la alemana cerrara la peor edición de sus últimos años.
¿Qué tiene París que no tenga Düsseldorf?
“Wine Paris ha podido con Prowein”. Este era el comentario generalizado de los expositores con los que Vivir el Vino pudo conversar durante la sexta edición del salón de vino de la capital francesa, que abría sus puertas entre los pasados 10 y 12 de febrero en el parque de exposiciones Porte de Versailles.
Y no, no se trataba de una mera percepción; tan solo hay que echar un vistazo a las cifras. En 2019, la feria alemana conseguía congregar un total de 6.900 expositores, un 55% de ellos internacionales, que recibieron más de 61.500 visitas de profesionales, su plusmarca hasta la fecha.
Tras dos años cancelada a causa de las restricciones impuestas por la pandemia, ProWein volvía a celebrarse en 2022, con 5.724 expositores, y 38.000 visitantes. Los expositores caían hasta los 5.326 en 2024, aunque los visitantes se incrementaron hasta los 47.000.
En su última edición, celebrada entre los pasados 16 y 18 de marzo, las cifras revelaban un tendencia sostenida a la baja en el número de expositores, que se redujo a 4.200, y en el de visitas, que cayeron hasta las 42.000.
Todo lo contrario sucedía en Wine Paris 2025, que se consolidaba como la principal feria mundial del vino y los espirituosos. Tanto es así que la muestra dio la bienvenida a un total de 154 países, que aportaron 52.622 visitantes y alrededor de 5.400 expositores.
¿Qué ofrece Wine Paris?
En realidad, la esencia de Wine Paris es muy similar a la de otras ferias del estilo, como la ya mencionada ProWein. La clave de su éxito podría radicar, en su caso, en las particularidades que la hacen diferente.
Entre ellas destaca su fecha en el calendario -febrero, frente a marzo-, su localización y su accesibilidad. París es una ciudad dotada de una excelente red de transportes y conexiones con otros puntos del planeta. Además, es la capital de Francia, una potencia vitivinícola que de alguna manera define el rumbo de los mercados y marca tendencias. Una circunstancia que Wine Paris sabe aprovechar, potenciando el segmento premium y ofreciendo una aproximación experiencial a través de catas, redes de trabajo y contenidos didácticos. Otras ferias, como “ProWein, se han comercializado demasiado y carecen del mismo encanto que Wine Paris”, se escuchaba.
Esta manera de trabajar produce en muchos profesionales la sensación de que se trata de un evento más fresco y dinámico que ProWein, que a veces es visto como “obsoleto y demasiado rígido”.
Un punto de encuentro
Acudir a este tipo de eventos sin una planificación previa no solo es improductivo, sino que también puede resultar frustrante cuando las expectativas no se ven cumplidas.
Wine Paris es enorme, aún más en su última edición, y es por eso que bodegas y distribuidores conciertan citas previas con potenciales compradores. Así es cómo lo hacen:
Antes del evento: La preparación es fundamental para aprovechar al máximo una feria como Wine Paris. Antes del evento, los expositores se registran en la plataforma online de la feria, lo que les permite acceder a una base de datos de compradores y filtrar perfiles según sus intereses. Tiendas especializadas, cadenas de supermercados y restaurantes en busca de nuevas referencias son algunos de los segmentos que las bodegas y distribuidores analizan para contactar directamente y agendar reuniones.
El correo electrónico y las redes sociales, especialmente LinkedIn e Instagram, juegan un papel clave en esta fase. Muchas bodegas recurren a estos canales para invitar a clientes habituales y potenciales a visitar su stand, asegurando así un flujo constante de contactos estratégicos durante la feria.
Durante el evento: el contacto directo entre expositores y compradores se convierte en el eje central de la feria. Las catas en los stands permiten a los asistentes degustar los vinos, discutir precios, logística y posibles acuerdos comerciales en un entorno propicio para la negociación.
Más allá de los encuentros programados, Wine Paris ofrece espacios diseñados para el networking y el aprendizaje. Las masterclasses organizadas por The Vinexpo Academy destacan por su impacto en la industria, con más de un centenar de catas guiadas a cargo de 250 expertos internacionales. En las últimas sesiones, los asistentes exploraron tendencias de mercado a través de vinos de referencia como los de Napa Valley (EE.UU.), Penfolds (Australia) o Balasto (Uruguay). Otro punto de interés es The Sustainability Roundtable, una mesa redonda en la que especialistas asesoran a las bodegas sobre cómo equilibrar el crecimiento del negocio con la responsabilidad medioambiental.
Para quienes buscan una experiencia más dinámica, el Túnel del Vino es una de las zonas más visitadas. En este espacio, los compradores pueden catar una amplia variedad de vinos en un solo lugar, facilitando la comparación y la toma de decisiones. Sin embargo, la casualidad también juega su papel: muchos asistentes descubren nuevas referencias simplemente recorriendo la feria y deteniéndose en los stands que captan su atención.
Wine Paris no solo es una vitrina de tendencias, sino también un punto de encuentro donde cada interacción puede traducirse en nuevas oportunidades de negocio.
Después del evento: El trabajo no termina cuando finaliza la feria. Una vez concluido Wine Paris, comienza una fase crucial: el seguimiento. Los expositores envían correos electrónicos, listas de precios y muestras a los compradores que mostraron interés en sus vinos, asegurando así que la conversación iniciada en el evento no se enfríe.
Muchos acuerdos comerciales no se concretan en el momento, sino en los días o semanas posteriores, cuando los compradores han tenido tiempo de evaluar opciones y tomar decisiones estratégicas. En definitiva, Wine Paris funciona como un "speed dating" del sector vinícola, donde expositores y compradores se conocen, catan, negocian y, con suerte, establecen relaciones comerciales duraderas.
Un poco de historia
Wine Paris nació en 2019 de la mano de Vinexposium, resultado de la fusión de dos ferias previas: Vinisud, un evento que desde 1994 se centraba en los vinos mediterráneos, y VinoVision Paris, dedicada a los vinos de las zonas más frías del norte de Francia. Este nuevo punto de encuentro, que combinaba las fortalezas de ambas ferias, marcó el inicio de una etapa de expansión y diversificación para el sector vinícola.
Un año después, en 2020, Wine Paris se fusionaba con Vinexpo Paris, dando lugar a Wine Paris & Vinexpo Paris, bajo la organización de Vinexposium. A partir de entonces, el evento adquirió una doble identidad: mientras que Wine Paris sigue centrado en los vinos de diversas zonas productoras, Vinexpo Paris se enfoca en los vinos premium y los espirituosos, buscando competir con grandes ferias internacionales como la alemana ProWein y la italiana Vinitaly.
Tras el parón provocado por la pandemia, en 2022, Wine Paris incorporó una nueva sección denominada Be Spirits, destinada a las bebidas espirituosas, las bebidas artesanales y la mixología. Esta expansión reflejaba la creciente importancia de estas categorías en el mercado global. En 2023, la feria dio un paso más al hacer de la sostenibilidad y la innovación dos de sus ejes principales, consolidando su compromiso con la industria responsable. Un año después, en 2024, Wine Paris & Vinexpo Paris creó los premios V d’Or, destinados a reconocer los esfuerzos de las empresas en estas áreas, destacando a aquellas que impulsan un cambio positivo en el sector.
El papel de España
Desde la primera edición de Wine Paris en 2019, la participación española no solo ha sido clave en el éxito del evento, sino que ha crecido de manera constante, consolidando el compromiso del país con la industria del vino. En la última edición, España incrementó en un 40% su espacio expositivo respecto al año anterior, situándose como la tercera nación con mayor representación en la feria.
Este crecimiento se debe, en parte, a la incorporación de bodegas de gran prestigio como Marqués de Cáceres, González Byass y La Rioja Alta, S.A., que se sumaban por primera vez a la feria. Pero la presencia española no se limitó a las grandes firmas, sino que abarcó una amplia variedad de actores del sector. Desde bodegas como Attis, hasta cooperativas como Virgen de la Asunción, pasando por denominaciones de origen como Jumilla, Alicante, Ribera del Duero y Almansa.
También estuvieron presentes grandes grupos como Félix Solís, Solar de Samaniego, Masaveu y Protos, así como asociaciones como Basque Wine y entidades como la Cámara de Comercio de Reus. Además, los vinos españoles estuvieron representados en espacios estratégicos como el stand del Concours Mondial de Bruxelles (CMB), consolidando aún más la imagen de España como uno de los grandes protagonistas de Wine Paris.
Eso sí, a diferencia de, por ejemplo, Portugal, que acudió bajo el paraguas de Wines of Portugal, nuestro país lo hizo de manera muy atomizada, dificultando a los asistentes la ubicación de nuestros vinos.
