Los dorados de Rueda protagonizaron la cata más radical del salón
Por Vanesa Viñolo
Y ya van ocho ediciones de este salón “rebeldón”, centrado en esos vinos diferentes, a los que les gusta ir por libre, a esos vinos “radicales” que luchan por la singularidad, por las raíces, por evitar la globalización del perfil del vino y de los gustos. Los protagonistas en este salón del vino “indie” son los pequeños elaboradores (en esta ocasión 34 vitivinicultores), las uvas minoritarias, las formas de elaborar distintas y esas zonas vitivinícolas poco conocidas y que merecen su espacio. Pero, eso sí, sin olvidarnos del lado menos reconocible de las star system, que también lo tienen.
Y si no, que se lo digan a Rueda, que se atrevió a protagonizar la cata “radical” del Salón con sus vinos más singulares, los “dorado” de Rueda. Unos vinos que, precisamente, eran los que se elaboraban tradicionalmente en la zona antes de que Rueda fuera Rueda y que ahora, con las modernas enologías y su admisión en el pliego de condiciones de la DO, han resurgido con nuevos aires de la mano de unas cuantas bodegas que han abanderado, con valentía, el valor de la Rueda más dorada.
Los dorados son unos vinos muy especiales, que nos van a recordar a Jerez en muchos aspectos, pero en los que la zona y uva imprimen su propio carácter (se elaboran, los menos, con Palomino Fino, ya que queda muy poca en la DO y no puede plantarse actualmente y la mayoría, con Verdejo o con una mezcla de ambas).
Aunque no hay una sola manera de elaborar “dorado”, casi todos han optado por una crianza mixta, en damajuanas (preciosas garrafas de vidrio expuestas en los patios a las inclemencias del tiempo y que aceleran el proceso oxidativo) y barrica. Aunque hay opiniones divergentes, particularmente a mi me gusta mucho el toque que le da al vino el contar con ellas como parte del proceso.
Así, De Alberto, Félix Lorenzo Cachazo y Cuatro Rayas nos presentaron sus dorados de Rueda, cada uno con su personalidad, todos bien singulares. Si he de escoger, el Carrasviñas Dorado (que elegimos en la edición pasada de la Guía Vivir el Vino como la Mejor Elaboración Especial), el De Alberto Dorado (puntuado con 98 puntos en Decanter) y el 61 Dorado en Rama de Cuatro Rayas (selección de uvas Palomino Fino a partir de algunas de las contadas cepas viejas de esta variedad que conservan en Rueda, criado únicamente en botas, sin damajuana) destacaron en la cata.
Guiados por el sumiller José Antonio Navarrete (de Quique Dacosta Restaurante), que ha sido el Premio Radical del Año, y por los propios elaboradores, fue una inmersión maravillosa en esta “Rueda en sepia” que casi casi dejamos caer en el olvido.