En lo que representa una vuelta a los vinos dorados, a esos vinos rancios y a las elaboraciones de toda la vida, encontramos este Dorado de Carrasviñas, estupendo ejemplod e esta tipología de vinos recientemente recuperada por la DO Rueda. Con una clara presencia de su evolución, en él la bodega de Félix Lorenzo Cachazo va buscando ese complejo punto oxidativo de estos vinos, en forma de fruta horneada, piel de frutos secos y notas de tierra caliente. La boca es amplia, ligeramente licorosa, manteniendo en su paso los aromas de frutos secos y añadiendo a éstos los aromas de suaves y agradables tostados. Cuenta con una rica acidez y persistente final en la retronasal.