“Nuestra estancia en Aranda nos hizo a todos aficionados al Ribera del Duero”
Por Alberto Matos
Lo suyo fue un visto y no visto. Con apenas un puñado de canciones y en medio de un confinamiento que reclamaba a gritos un soplo de aire fresco, la ansiada oportunidad que tanto llevaban esperando llegó repentinamente. Antonio, José Ángel, Pepe y Dani se conocieron en 2017, en un bar de Cartagena en el que departían sobre la esencia del rock. La amistad que forjaron en ese momento les animó sin mucho tardar a componer sus propias canciones… Y a compartirlas en modestas actuaciones en pequeñas salas de su localidad y alrededores.Solo tres años después de conocerse fichaban por Sony Music. La vida les dio un vuelco y pronto lanzarían “El tiempo y la actitud”, su primer EP con cinco canciones, entre las que se incluía su conocido “Antiaéreo”. El año pasado ya tenían álbum propio, “La noche”, formado por diez temas de esos que embelesan y que piden ser escuchados una y otra vez, incluida su versión rock indie del mítico carro de Manolo Escobar. Ya planean su próximo trabajo, para el que aún no tienen fecha. Mientras tanto, se mantienen ocupados con una intensa gira que les está paseando por toda la geografía española. Antes de que todo esto ocurriera, escuchaban a todo volumen su primera maqueta en Bogotá, la capital de Colombia, a bordo del coche de un amigo. De ahí el nombre del grupo. Hablamos con Antonio, vocalista, sobre su música y sobre su sana afición por el vino. No solo la suya, sino la de todos sus compañeros.
Dicen que las casualidades no existen y, partiendo de esa base, el hecho de que sin apenas canciones, una discográfica como Sony Music apostara firmemente por vosotros, casi desde el momento en que vuestra música llegó a sus oídos, quiere decir que algo vieron… ¿Qué creéis que vieron?
Nos gusta pensar que vieron canciones, aunque parezca contradictorio. La gente que al principio se sumó al proyecto -Sony, Son Buenos y Planeta Sonoro- habían venido a vernos en directo y habían conocido qué había detrás del nombre Arde Bogotá. Si apostaron por nosotros nos gusta pensar que fue por las canciones que escucharon en aquellos conciertos y por el futuro que imaginaron con nosotros para toda esa música.
Un EP y un álbum de estudio después, habéis interpretado sobre algunos de los escenarios más importantes del panorama musical nacional… ¿Algún lugar pendiente en vuestra lista de sueños por alcanzar?
¡Muchísimos! Queda todo por hacer, mucho trabajo por realizar y muchas canciones que componer. Esto empieza ahora. Vuestro público os pide más temas, más versiones de vosotros mismos…
¿Estáis trabajando ya en algún nuevo proyecto?
Sí, estamos en medio de una gira muy exigente, pero no dejamos de componer. Tenemos la intención de publicar nueva música pronto. ¿Qué camino tenéis pensado seguir en vuestro siguiente paso? ¿Alguna otra versión de un clásico español, que ahora parecen estar tan denostados por parte de determinados círculos? Nosotros somos una banda de rock y por ahí queremos seguir. Explorar la música que nos gusta, hacerla sin tapujos ni caretas e intentar llevar este género en castellano a sitios donde aún no haya llegado.
Habéis grabado en los Estudios Neo Box que, para quien no lo sepa, son los únicos en el mundo que se ubican dentro de una bodega, en este caso Neo, en Ribera del Duero. ¿Cómo fue la experiencia de grabar entre los efluvios del vino?
Maravillosa. Primero, por la calidad del sonido que allí se consigue y por el trato tan bueno que recibimos. Y segundo, porque entre toma y toma nos dejaban alguna botellita que hubiera sobrado de las catas de aquellos días, y así cualquiera graba un buen disco… (Risas).
Siendo de Murcia como sois, una tierra vinculada tradicionalmente al vino, ¿qué nos recomendarías de cada una de sus tres denominaciones de origen (Jumilla, Yecla y Bullas)? ¿Qué te transmite la Monastrell?
Yo, personalmente, tengo un recuerdo asociado al vino de Jumilla, de una tarde comiendo con unos amigos mirando al mar. Creo que cuando tu cabeza liga una emoción así con un sabor ya es difícil superarlo, pero entiendo que eso es muy común en el mundo del vino, que un sabor te regale un recuerdo. Sois cuatro tipos jóvenes, muy jóvenes. Y también sois aficionados al vino.
¿Qué tipo de vinos consumís y en qué circunstancias?
Nuestra estancia en Aranda nos hizo a todos aficionados al Ribera del Duero, que es el que pedimos casi por defecto. Viniendo de donde venimos, también hemos cogido mucho gusto por los vinos de Jumilla, y lo bonito de la música es que nos ha llevado a probar vinos sorprendentes de otros lugares como los vinos de Lanzarote. Solemos beberlos cuando comemos juntos, celebrando algo. Y, de vez en cuando, encima del escenario.
¿Qué esperáis de cualquier vino?
Que tenga un buen sabor y que se acompañe de buena música.
Según vuestra experiencia, ¿qué relación tiene la gente joven con el vino?
Cada vez más jóvenes se aficionan al vino y aprenden a disfrutarlo. Nuestra sensación es que nuestros amigos más jóvenes cada vez se animan más a pedir una copa en una terraza y a descubrir distintos sabores y distintos tipos de vino. ¿Alguna ruta de bares interesante por vuestra tierra en la que poder descubrir los vinos de la zona? ¡Perderse por el centro de Cartagena!
Antes de la cena.
Aranda de Duero.
El barrio de San Roque en Cartagena.
Un arroz con verduras y una copita del tinto de la casa.
Grabar un disco al que titulamos “La Noche”.