"Hay mucha etiquetitis del vino en España"
Por Arantxa Noriega
Hijo de una larga saga de enólogos, Manuel Herrera abandera, como el Cid, aires frescos para sus viejas y buenas cepas castellanas. De palabra franca y directa, este viticultor muestra decepción por la DO Cigales. Dice haber salido de ella porque siente que “ha hecho mucho por esta denominación” y que, a cambio, “no le ha aportado nada”. Fuera de la DO Cigales, donde sí es verdad que deja amigos, su discurso se transforma y aparece el Manuel Herrera apasionado, el que bate alas para intentar elevar a lo más alto el negocio del vino. Por un lado, planta su pica en Arribes del Duero –en su vertiente zamorana, cercana a Fermoselle-, para levantar una hermosa bodega boutique; dinamiza sus vinos que saldrán bajo la VT Castilla León (ya no bajo la DO Cigales) y, apuesta por la DO Vinos de Madrid.
Durante la entrevista, visiblemente afectado por la reciente e inesperada muerte de su madre, y aún dolido por la de su padre Pascual Herrera -el famoso enólogo y presidente de la DO Ribera del Duero y la DO Cigales- lamenta que al sector le falte corazón, cultura del vino y equilibrio. “Hay mucha etiquetitis”, comenta.
Desde pequeño vivió la viticultura de primera mano, gracias a su padre -también director de la Enológica de Rueda más de 20 años y director del Museo Provincial del Vino de Peñafiel-, y a su abuelo, muy reconocido en el sector. ¿Tuvo la necesidad de continuar con la tradición familiar o entró en este mundo de forma puramente vocacional?
Ya me hubiera gustado haber entrado en este mundo del vino por imposición, pero no fue así. Fue claramente por vocación. Quizás un ‘poco bastante’ tardía, pero fue realmente por una razón emocional: por amor al vino, al campo, pero, sobre todo, por pasar más tiempo junto a mi padre. No sería nadie sin su figura.
Una vez leí un artículo donde el hijo de Johan Cruyff venía a decir que dedicarse al fútbol siendo hijo de tan célebre futbolista era el mayor acto de humildad que podía tener un hombre. Ahora que está muy de moda lo del plagio (ríe) utilizaré esa cita. Ser hijo de Pascual Herrera y dedicarse al vino es también un acto de humildad. Hay mucho trabajo y mucho cariño en todo esto…
¿Cómo ve el mercado del vino español en 2018? En su opinión, ¿cuáles son las debilidades en nuestra forma de elaborar y vender vino?
Asistimos a las tres “Rs”: Rioja, Ribera y Rueda. También hay un poco de “Albariñitis” y mucha “etiquetitis” del vino en España. En estas zonas hay vinos buenísimos y de gran calidad, pero no son todos, ni mucho menos; no se hace caso a otras zonas, que también ofrecen vinos excelentes. Por poner un ejemplo, en la Sierra de Salamanca hay una rica variedad, la Rufete, para elaborar vinos jóvenes; y en Arribes está la Juan García, para hacer vinos más serios y emocionantes. Al final, en España hace falta una cultura del vino, y sería bueno empaparse bien sobre este mundo, ponerle corazón y sentimiento. Es vital conocer el alma del vino. Además, se miente mucho en este sector y se da más importancia a la foto, al cierto romanticismo del lenguaje, a hacer un cursillo rápido de vino, al esnobismo..., cuando en realidad lo necesario es encontrar el equilibrio entre las cosas. Por todas estas razones, nos cuesta comercializar el vino, incluso beberlo. Y si nosotros, los españoles, que somos productores, no lo bebemos, tenemos un grave problema.
Parece que no está muy conforme con el funcionamiento de la DO Cigales, de la que su padre fue presidente. ¿Cuáles son los motivos?
Yo estaba en la DO Cigales por mi padre, con toda lógica. Da la casualidad de que compramos unas viñas, unos suelos de cascajos que enamoran, unas Garnachas muy viejas, gracias a Luis Centeno, y Tempranillos muy equilibrados, que pertenecen a la DO Cigales. Sin embargo, no tenemos bodega. Y cuando sucede esto, en España parece que no tienes los mismos derechos que los que tienen bodega, a pesar de que trabajes los viñedos y estés presente en todo el proceso de elaboración. Yo no puedo ir a ningún tipo de acto que organice la DO, como ferias (Gourmet de Madrid o Alimentaria) porque no tengo bodega propia, ¡pero sí que tengo vinos certificados que pueden ganar premios! Pero eso, desgraciadamente, pasa en casi todas las DO. Hay reglamentos muy viejos y muy desactualizados…
Por Cigales he hecho todo lo que he podido y más, hemos ganado premios por todo el mundo (Sudáfrica, Chile, Chequia, México, Israel, Quebec y París, entre otros). He dado más de lo que he recibido, creo. De todos modos, falta identidad en ciertas zonas y eso es lo más importante y lo más difícil de definir en el mundo del vino.
Y por qué no se ha marchado de la DO Vinos de Madrid si puede tener similares problemas?
Porque creo mucho en el futuro de Madrid, más que en el de la DO Cigales. De hecho, estoy en la DO Vinos de Madrid porque la marca vende. Y aunque en el Consejo Regulador no se están haciendo las cosas muy bien (y tengo amigos en el Consejo), vamos vendiendo mejor, ya que somos los propios madrileños los que estamos haciendo un poco de patria, incluso, exportamos el nombre de Madrid con sus vinos.
¿En qué mercados se están vendiendo vinos de Madrid?
La DO Vinos de Madrid está haciendo vinos de mucha calidad. Yo vendo en Levante, Valladolid, Bilbao, Salamanca, Ávila y Segovia, entre otros destinos nacionales. Fuera de España, vendemos en Quebec o Suiza, por ejemplo. En este sentido, he de agradecer la gran ayuda que me ha brindado la Familia Martínez (Vinos Jeromín), que vende ya 400.000 botellas en EEUU. Esta familia me ha abierto sus puertas para elaborar el vino con ellos.
¿Qué medidas propone para que el vino de Madrid tome aún más ritmo teniendo en cuenta que esta zona no es muy reconocida en el sector?
Yo creo que hay que sincronizar cultura y vino; es decir, que los turistas que visiten Madrid por su cultura también vengan a las bodegas y a conocer nuestros vinos. Habría que replantearse unas buenas rutas del vino para ver, por ejemplo, las Garnachas en San Martín de Valdeiglesias o viñas viejas en Chinchón.
¿Qué cree que sucede en las instituciones para que no se estén adoptando estas medidas, como sería lo deseable?
Considero que en Madrid hay mucha falta de presupuesto en promoción y de estrategias de marketing. Será cuestión de hacer acciones más pequeñas que a la larga pueden resultar interesantes. Por ejemplo, como decía un buen amigo periodista, se podría incluir en la Feria de San Isidro una buena copa de vino que sirva de acompañamiento a las rosquillas tontas y listas, típicas de las fiestas. Venderíamos vino como rosquillas. Pero creo que falta también cariño al vino; es un producto poco valorado.
Aunque tiene viña propia, su libertad de vigneron le hace mirar a otras tierras como Arribes del Duero. Confiése, ¿es una niña bonita?
Sí, de hecho cuando pienso en volver a la tierra -ahora vivo en Madrid con mi familia- me encantaría regresar a esta zona del Duero. Es un patrimonio apasionante. Quizás sea un Quijote, pero quiero romper una lanza a su favor. Por la calidad de sus vinos, por su bonito entorno para hacer turismo y porque quiero que mis hijos hereden algo interesante.
Además, podré elaborar vinos en mi propia casa, ya que tenemos formalizada la compra de alguna viña en Arribes del Duero, y aparte aquí pensamos levantar una pequeña bodega boutique, para lo que vamos a rehabilitar unas casas en Formariz (Zamora). Tampoco descarto comprar vino a pequeños viticultores y criarlo en una bodega de almacenamiento.
Puede que los vinos Arribes del Duero nos den una sorpresa..., ¿para cuándo tiene pensado sacarlos?
Creo que para 2019 podremos estar elaborando ya el vino. Lo bueno de esta zona es que me permitirá seguir elaborando vinos con Garnacha de Cigales, pero no bajo la DO Cigales, sino bajo el sello VT Castilla y León y quizá alguna aventura más. Considero que es una zona muy rica en variedades de uva, en climas y en terruños por su proximidad al río Duero. En mi opinión, debería formarse una gran “Denominación del Duero”, que englobe las tierras cercanas al río, incluso el área que ya entra en Portugal, donde los vinos son diferentes y cuentan con una zona privilegiada a orillas del Douro.
En definitiva, esta es una zona donde se dan vinos de Fermoselle, de gran importancia, elaborados con la excelente variedad Juan García, de la que mi abuelo, mi padre y yo siempre hemos estado enamorados.
Diez años desde que empezó la crisis, ¿cómo la has vivido?
¿Preguntas en pasado? Es que las seguimos pasando putas (ríe a carcajadas). Antes de la crisis, todo el mundo quería hacerse rico con el vino, pero después han ido cambiando los modelos, las personas… Lo cierto es que ha jodido a mucha gente. Por todo ello, urge reinventarse.
¿En qué piensa cuando habla de reinventarse?
Estoy tocando otras puertas como la consultoría integral con la que persigo ayudar a los pequeños bodegueros y viticultores que necesiten apoyo. Por mi trayectoria familiar, intentaré acompañar estos proyectos, en la comunicación y el marketing, y en cualquier punto del proceso de elaboración y crianza del vino, desde la uva hasta los ensamblajes.
En una puesta de sol.
Arribes del Duero.
El Ermitaño (Benavante, Zamora).
Mi abuelo decía que “el vino está bueno hasta con jamón”
La primera vendimia con mi padre.