Por Vanesa Viñolo
El último eslabón del proceso de elaboración de un vino. El momento en el que se embotella, se tapona y se etiqueta. Tres acciones en las que el foco de la sostenibilidad está cada vez más presente y que son determinantes a la hora de reducir la huella de carbono.
Las Eco-Botellas
Aunque existen otros formatos de envases, vamos a centrarnos en el que asociamos, por derecho propio, a los vinos de calidad: la botella de vidrio. En este sentido, el lema de “cuanto más pese, mejor” fue durante años el mantra entre los bodegueros que querían transmitir un plus de calidad, pero sobre todo, de imagen de lujo, a sus vinos. Cierto es que un mayor grosor y opacidad en el vidrio ayuda a una mejor preservación del vino, y que una botella fabricada con un vidrio demasiado ligero no será la más adecuada para los vinos de guarda.
Pero seguro que podemos encontrar el justo equilibrio entre aquellos “botellones” que provocaron más de una tendinitis y una botella demasiado frágil no válida para la guarda. En este mundo cada vez más concienciado con los ODS y la sostenibilidad, encontrar la senda “bajo en carbono” para la producción de botellas de vino se ha convertido, pues, en prioritaria. Hemos charlado con Jorge Cañamero, director comercial y de marketing de Verallia Iberia, una de las empresas de vidrio más reconocidas por su preocupación medioambiental, sobre ese proceso hacia una mayor sostenibilidad, partiendo de la base de que el vidrio es, de por sí, un material 100% reciclable y lo es de manera casi infinita. “En Verallia -nos comenta Jorge- trabajamos con el propósito de reimaginar el vidrio para un futuro sostenible y lo hacemos gracias a dos grandes pilares y líneas de actuación (...): mejorar la circularidad del vidrio y descarbonizar nuestras actividades”. Lo primero lo consiguen incrementando el uso de calcín (vidrio reciclado) en sus envases, para lo que cuentan con Ecovidrio y con unas plantas de tratamiento que permiten diferenciar lo que es vidrio de lo que no y separarlo por colores. En este sentido, realizan una importante labor de fomento de los envases retornables con REBO2VINO, un proyecto de innovación con marco europeo, liderado por la Federación Española del Vino (FEV) en el que Verallia ha realizado el diseño y la fabricación de una botella de vino retornable para canal HORECA. Con González Byass y Familia Torres como bodegas colaboradoras, este eco-diseño -explica Cañamero- “es compatible con botella bordelesa y borgoña, tiene 430 g de peso y ha sido desarrollado con el fin de optimizar el número de usos de la botella. La botella de color verde AV incorpora un grabado ‘REUSE’ en sus hombros, que permite reconocer su identidad retornable”.
Por otra parte, el segundo pilar de Verallia consiste en “descarbonizar” sus actividades, para lo que han aumentado el uso de materias primas bajas en carbono; optimizado el consumo de energía y desarrollado hornos con bajas emisiones de carbono, además de aumentar el uso de energías renovables, reduciendo así las emisiones del Scope 3 y contribuyendo a la regeneración del suelo.
Volviendo al tema del peso de la botella, Cañamero nos explica que tienen en marcha el “Proyecto Alpha”, con el objetivo de reducir el peso medio de sus envases. Fruto de ese proyecto ha nacido su gama ECOVA, en la que han conseguido reducir significativamente la huella de carbono. “Durante el pasado año 2022, en España produjimos más de 900 millones de botellas y tarros ECOVA (…) y marcamos un hito con una reducción de peso del 60% de nuestras botellas de vino estándar permitiendo que, con el mismo casco, se pudieran fabricar un 5% más de botellas”.
Respecto al futuro, para Jorge pasa por realizar “fuertes inversiones en la electrificación del proceso de fabricación de los envases y en la tecnología de los hornos”, además de continuar con esos caminos abiertos de aligeramiento del peso de los envases, mayor porcentaje de calcín (vidrio reciclado) en las botellas y el fomento y recuperación de los envases retornables. “Existe actualmente un interés real y creciente en la sostenibilidad por parte de los consumidores”- asegura Cañamero-. En los mercados del Norte de Europa la concienciación es muy fuerte, y la sostenibilidad del envase es uno de los criterios claros de compra por parte del cliente final”.
La tecnología sostenible llega al corcho
Tras la botella sostenible, le llega el turno al tapón y, como en el caso del vidrio, no hay duda sobre qué material es el más adecuado y medioambientalmente más atractivo: el corcho. Dentro del universo del corcho nos hemos decantado por el corcho tecnológico de la mano de una de las empresas más prestigiosas del sector, Diam Bouchage, que comercializa más de 2 mil millones de corchos cada año. Inventora de la limpieza de corcho con CO2 supercrítico a principios de la década de 2000, y adalid de los “corchos sin olor a corcho”, Diam ya en 2009 implantó una estricta política medioambiental que controla tanto el consumo de energía y materiales como fomenta la economía circular mediante la recuperación de sus subproductos del corcho y residuos, además de gestionar los riesgos industriales asociados a sus instalaciones técnicas y desarrollar productos más respetuosos con el medio ambiente. Su compromiso, llegar a 2025 con una reducción del 15% de su huella de carbono. “El corcho con el que trabajamos a diario es un material noble y natural. Sabemos lo importante que es preservar nuestro hermoso planeta” -comenta Dominique Tourneix, director general de Diam Bouchage-. Por este motivo, la revitalización de los alcornocales es uno de los pilares de las iniciativas de la empresa, que en 2020 y 2021 ha subvencionado la plantación de 5.934 alcornoques en Provenza y que en breve seguirá con nuevas plantaciones en Francia y España. A finales de 2022, una de las parcelas plantadas obtuvo la certificación Label Bas Carbone en Francia para la “reconstitución de masas forestales degradadas”, un certificado que no se había conseguido antes para una plantación de alcornoques 100% local.
Otro pilar para reducir su huella de carbono es la mejora de las emisiones del transporte por carretera, para lo que se ha adherido al programa FRET21, que se basa en la reducción de las distancias recorridas, la optimización de los índices de carga y la elección de medios de transporte menos emisivos. El objetivo es reducir al menos un 5% sus emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte de mercancías en los próximos tres años.
Respecto a su gestión de energía, ha realizado una importante inversión en recuperación de calor en las unidades de limpieza de corcho en su planta española. Desde el pasado mes de junio, los ahorros ya representan el 60% de su consumo de gas y deberían alcanzar el 100% a finales de año. Gracias a todo ello, junto al desarrollo de las ventas del corcho de origen biológico Origine by Diam y la reactivación de la industria corchera francesa, ha sido recientemente reconocida con la medalla de oro EcoVadis.
Cápsulas libres de plástico
Las cápsulas de estaño son las cápsulas con menor impacto medioambiental, como señala la “Guía de Ecodiseño para el sector del vino”, elaborada por la Federación Española del Vino (FEV) en colaboración con Ecovidrio.
Pero estas cápsulas, 100% reciclables, por su precio están asignadas a una gama de vinos superior, de ahí que existiera la necesidad de crear una cápsula sin plástico para el mercado de vinos de gama media. En ese momento entra en juego Ramondin, que lanzó una cápsula sin plástico y 100% reciclable para gamas medias en 2019, algo que no se había planteado hasta ese momento.
Como nos explican, la e-CAP es “la primera y única cápsula multicapa 100% libre de plástico en el mundo (...). Está compuesta por tres capas de aluminio, se ha eliminado totalmente el plástico y está patentada en exclusiva”. La ausencia de plástico reduce el impacto ambiental, evita la deforestación, el encarecimiento de productos de primera necesidad y no genera residuos plásticos, que tardan un promedio de 500 años en desaparecer. Además, gracias a su diseño y composición, evita el riesgo de corte al manipularla. Por otro lado, Ramondin en 2003 ya había desarrollado tintas al agua, sin solventes, para el 100% de sus cápsulas de estaño y recicla el 100% del desperdicio del estaño del proceso de producción y de las bodegas con las que colabora utilizando, hasta en el 50% de la cápsula, su propio estaño reciclado.
Como resultado de su política de sostenibilidad, en la que se incluyen otros muchos factores, como 2.200 placas fotovoltaicas en su planta de Laguardia, y otros de sostenibilidad social (es el único fabricante de cápsulas en el mundo con certificación IQNET SR 10 por su sistema de gestión de responsabilidad social), pueden decir con orgullo que, desde 2023, una de cada dos cápsulas de estaño se produce con energía verde y estaño reciclado, siendo al tiempo 100% reciclable.
Etiquetas que no dejen huella (de carbono)
Ser cada vez más sostenibles es un objetivo fundamental de nuestra sociedad, tanto a nivel individual como empresarial. En este sentido, los fabricantes de etiquetas para vino, ese último paso para terminar de vestir la botella, también se han puesto las “ecopilas”. Así nos lo explica José Carrasquer, cogerente de Etygraf: “Apostamos por etiquetas procedentes de materiales reciclados presentes en los papeles, los films y los soportes, así como con materiales cuyo origen sea responsable. Asimismo, nuestro objetivo es minimizar en la medida que sea posible la huella de carbono, y lo logramos reduciendo la cantidad de material utilizado en la fabricación de las etiquetas”.
Y es que el rumbo está marcado de manera firme también en el etiquetado, que ha de ser cada vez más sostenible y buscar la contaminación cero, algo que las bodegas también tienen cada vez más claro. “Los clientes están constantemente queriéndose asesorar y aconsejar en temas sostenibles, ya que el mercado lo está exigiendo, el consumidor lo está pidiendo. Es una rueda y nosotros somos parte de ello, siendo los primeros en tener un plan de sostenibilidad desde hace muchos años”.
Una estrategia sostenible en la que siguen avanzando, mejorando de manera continua su parque de maquinaria y su tecnología, para seguir reduciendo el consumo, generar menos desperdicio en materiales y tener un menor consumo de energía, apoyados en su sistema Lean Manufactoring.
La revolución verde es imparable, y el vino y todos los actores que colaboran en su proceso de producción, desde el campo hasta la copa, forman parte de ella.
Nosotros, como consumidores, tenemos en nuestras manos la decisión de premiar a aquellos que más se preocupan por dejar la menor huella de carbono a su paso. Porque todo cuenta, también la elección de la botella, del tapón o la etiqueta. Y no solo eso, porque el balón, finalmente, está en nuestro tejado.
Después de todo el trabajo “sostenible” realizado, quedan en nuestro poder, como residuo, precisamente estos tres actores. ¿Continuará girando la rueda del reciclaje en nuestro hogar?