María José Plasencia y Raquel Navarro
Sumilleres del restaurante El Rincón de Juan Carlos
La vendimia en Canarias caerá más del 50% en algunas comarcas debido a condiciones anómalas. Las precipitaciones y las altas temperaturas de los últimos 12 meses, han afectado a la producción y, lamentablemente, la mayoría de los vinos canarios en carta serán más escasos. En la zona de Santiago del Teide la producción ha cedido un 30%, sobre todo, en la uva blanca; somos conscientes de que es un problema nacional, pero la producción en Canarias es muy limitada. No obstante, somos optimistas y creemos que esta reducción de la uva no afectará a la calidad del producto.
Y hablando de vendimias, en esta ocasión, nos desplazamos fuera de nuestra tierra para presenciar la recolecta de la zona del Penedés. Fuimos invitadas por la bodega Gramona, fundada a mediados del siglo XIX. Hoy es la quinta generación la que fomenta la tradición de una familia vitivinícola que a lo largo de los años ha apostado por un estilo de vida fiel a sus vinos. Su mérito es elaborar un espumoso digno de estar entre los mejores del mundo, en el que la Xare.lo es la protagonista. En este viaje, tuvimos la oportunidad de probar nuevos vinos tranquilos que están incorporando, además de unos dulces peculiares, que reflejan su paisaje y el terruño donde nacen.
La familia Gramona nos permitió vivir una experiencia diferente, en la cual no solo descubrimos la cuna de la bodega sino que además tuvimos el privilegio de conocer al equipo humano y vendimiar en sus tierras. Después de un servicio intenso viajamos a la capital catalana para acudir al restaurante Pur de Nandu Jubany. Ahí maridamos el menú con III Lustros, uno de los cavas más prestigiosos de nuestro país con un envejecimiento de 84 meses.
Otro de los espumosos que tuvimos la oportunidad de probar esa noche fue el Celler Batlle, con un envejecimiento de 120 meses, más de 10 años. En nuestra casa es este una de las referencias top entre los espumosos de nuestra carta. A la mañana siguiente madrugamos para dirigirnos a los viñedos, donde después de una jornada intensa de vendimia nos ofrecieron un desayuno, en uno de los parajes más pintorescos de la finca. Catamos algunos de sus vinos tranquilos como el Font Jui, un Xarel.lo con dos meses de barrica; y Savinat, un Sauvignon Blanc fermentado en bota, además de sus espumosos rosados.
Artesanos del tiempo
Una de las partes más sorprendentes de la finca se encuentra en la granja. Aquí nos explicaron cómo utilizan los desechos del ganado para enriquecer los suelos de sus cultivos, y nos confesaron cómo decidieron hace más de 10 años dar un paso más allá: de la agricultura ecológica a la filosofía biodinámica.
El recorrido que nos hizo Jaume por la finca fue muy divertido. Hizo mucho hincapié en valores como el respeto por la tierra. Después tuvimos la oportunidad de presenciar el primer prensado de la cosecha y conocer a un equipo de profesionales muy implicados en el proyecto Gramona. Después nos desplazamos a la cava histórica de la bodega, donde Xavier nos acompañó en la última etapa de la visita. La cava, situada a varios kilómetros de las parcelas, alberga las cuevas que posee la familia desde 1850. Un lugar lleno de encanto y tradición, que impresiona por sus numerosas botellas en sus rimas. Aún se conserva el sistema
tradicional para su envejecimiento.
Seguimos el recorrido, y nos adentramos en la zona donde se encuentran las barricas. Allí catamos un vino rancio de 1940, que nos sorprendió a todos dejándonos con ganas de más. Tuvimos suerte, porque serán pocos los que puedan acceder a él una vez que salga al mercado. Es de agradecer que hayan compartido con nosotros un poco de sus “secretos”.
Y para finalizar tuvimos una maravillosa experiencia: el placer de compartir un agradable almuerzo con la familia y parte de su equipo. Estamos eternamente agradecidas a Gramona por hacernos partícipe de su historia y su vendimia, que recordaremos con cariño.