Por Jorge Díez
Durante una jornada muy especial pudimos conocer a fondo “el origen” de este mítico Toro. Para ello, el equipo de Numanthia, comandado por su estate director, Lucas Lowi, nos recibió en la parcela La Grulla, en Argujillo, donde pudimos empaparnos de una visión única del viñedo con más altitud de la DO.
Luego nos desplazamos al Colegio Arzobispo Fonseca de Salamanca, donde disfrutamos de la experiencia Numanthia Terroir catando tres terroirs de la mano de Jesús Jiménez, director técnico; Marine Roussel, asistente de viticultura y enología; y Alejandro Vicente, responsable de viñedos.
La Jara: Situada en el centro de la denominación, son suelos aluviales con cantos rodados que absorben el calor del día. El ciclo de maduración es más corto. Se caracteriza por aportar una gran cantidad de fruta roja y suavidad.
La Manga: Está situada en el norte, es la zona que más producción aporta (3.000 kg/ha), ya que la arcilla se encuentra en el subsuelo reteniendo los nutrientes, con lo cual la tierra es muy fértil. Es la columna vertebral de Numanthia, la que le aporta la estructura y amplitud al vino.
Argujillo: Situada en el sur, es la zona de mayor altitud, con suelos arcillosos, con lo que su ciclo es el más largo y son las últimas parcelas en vendimiarse. Por su ubicación, el vino tiene una mayor acidez, aportando frescura a la elaboración final.
El resultado de todo ello es Numanthia 2016, una mezcla sutil, procedente de 8 terruños de diferentes latitudes y composiciones del suelo, pero con el mismo hilo conductor: viñedos centenarios no injertados. Su estilo es el resultado de la selección y la riqueza de una materia prima excepcional.