Elva García Amigo decide recuperar la tradición vinícola de su padre, Aníbal, y darle forma en esta bodega que retoma su nombre en su honor. Situada en El Bierzo, Elva recordaba su infancia entre cepas y el amor de su padre a esas viñas cuyo cuidado centró gran parte de su vida. Por ello decidió apostar por las viñas viejas del paraje de Los Fornos, un terruño de suelos pizarrosos en pendiente, orientado hacia el sur, en el valle del río Burbia que resulta ideal para la Mencía. Con la ayuda de José Hidalgo, enólogo de prestigio más que reconocido, ha creado una línea de vinos muy identitarios que no dejan de cosechar premios dentro y fuera de España.